- Doctor Marcos!!!! ..... como me alegro de verle... joder... que si me alegro de verle - la alegría que estaba viviendo Soraya era más que evidente. Sus grandes ojos azules estaban abiertos en su máxima expresión. Lo que parecía no haberse dado cuenta de la pistola que llevaba en la mano el Dr. Marcos C.
- Buenas Dra. Soraya, yo también me alegro de verla..... Esta usted tan guapa como siempre - la respuesta del Dr. Marcos no se hizo esperar.
Mientras el Dr. y la Dra. se daban un cálido y amigable saludo verbal, Roberto no podía salir de su asombro.
- Pero que buenas ni que cojones!!!... no ves que este hijo de mil madres lleva una pistola en su puta mano.... Soraya fijate bienn!!! - gritaba el Dr. Roberto a la vez que se acercaba al Dr. Marcos.
- Dr. Marcos ¿por qué nos está apuntando con un arma? ..... ¿verdad que está usted buscando al asesino de Chema? - las suplicas de Soraya eran acompañadas de unas redondas y brillantes gotas de lágrima que empezaban a nacer en los bordes de sus ojos.
- Pendejo le aconsejo que deje el arma ahora mismo en el suelo si no quiere que le parta su cara... - empezó a decir Roberto mientras se acercaba peligrosamente al Dr. Marcos.
Desde su privilegiada posición que le confería su 1,90m de estatura y sus anchas espaldas. El Dr. Marcos retiró rápidamente el brazo, levantándolo a la vez, y en una décima de segundo propino un sorprendente golpe con la culata de la pistola en la cabeza de Roberto. Pumm!!!
Roberto callo al suelo amortiguando la caída con sus manos. Empezó a retroceder arrastrándose por el suelo como una rata que huye de un gato que acaba de ofrecerle uno de sus mejores zarpazos.
De la ceja izquierda de Roberto empezó a brotar primero un hilillo de sangre, que bajaba por el rostro de Roberto goteando por su barbilla. Pasados unos segundos el pequeño hilo de sangre se convirtió en un pequeño pero continuo caudal de sangre.
- Dr!!!!!!! es que se ha vuelto usted locoo!!!!..... ¿por qué acaba de pegar así el Dr. Roberto? - la voz de asombro y sorpresa de la Dra. era acompañada de un movimiento instintivo de sus manos a la cabeza.
- Dígale a su amiguito que se esté quieto y así no tendré que volver a sacudir su dura cabeza - la voz del Dr. Marcos tomaba un tono casi de enfado.
- ¿Roberto estás bien?... déjame ver esa herida - decía la Dra. Soraya mientras se acercaba a Roberto que continuaba echo un ovillo en la esquina de su propio despacho.
- Déjame Soraya!!..... maldito hijo de puta que sos Doctor de mierda.... a ver si te atreves a tirar tu pistolita y enfrentarte a mi cara a cara.... ¿qué me dices a eso?.... ..... vamos, responde!!! - las voces de Roberto eran de una ira increible. Su cara se había puesto de un color rojo igual que el de la sangre que brotaba de su herida.
El Dr. Marcos dio unos paso para su derecha,y en un elegante movimiento dio un manotazo a la puerta del despacho que se cerro con un clip!!! final.
- ¿Pero qué es lo que está pasando aquí Dr.??..... es que no entiendo nada.... Joder... usted....Chema.... .... la pistola..... ahora Roberto.... ..... creo que me va a dar un ataque a este paso - los labios de Soraya no paraban de temblar mientras pronunciaba estas palabras.
- Yo te voy a decir lo que es esto!!!... esto es una mierdaa!!!! - empezó a gritar Roberto mientras no apartaba su colérica vista de los ojos marrones del Dr. Marcos.
- Esto es ciencia mi querido amigo. Ciencia en su máximo esplendor - la voz del Dr. Marcos sonaba tranquila y segura de si misma.
- Déjenme que les muestre algo Doctores - dijo el Dr. mientras abría tranquilamente la puerta. Dio un par de paso para asomar su cabeza por el marco de la puerta y empezó a silbar fshhh, fshhh....
Pasados unos 10 segundos se empezó a escuchar en la lejanía unos golpes que no se distinguían muy bien de donde provenían. Los golpes comenzaron a hacerse más fuertes. Ahora eran unos golpes metálicos como de algo que está golpeando las escaleras metálicas. El sonido cada vez se intensificaba más y más.
Los Doctores Roberto y Soraya se miraron el uno al otro con cara de no entender muy bien lo que estaba pasando. La sangre de Roberto había dejado de brotar y ahora era una especie de marca roja que atravesaba su cara de Norte a Sur.
Pum!!! Pum!!! Pum!!!.... El sonido era cada vez más cercano y a medida que se acerca empezaba a distinguirse un sonido rítmico que producía, como de pisadas. Parecía retumbar todo el edificio a medida que los pasos empezaba a encaminarse por el pasillo de la 3ª planta, que era donde tenia el despacho el Dr. Roberto.
-¿Qué cojones es eso? - pregunto Roberto con cara de interrogante.
Antes de que nadie pudiera responder a su pregunta, apareció por el marco de la puerta una bestia que mediría aproximadamente 1,80m. Tenía una cara que era bastante familiar, pero ahora su cara lucia una doble fila de grandes y mugrientos dientes que no paraban de producir una densa y asquerosa saliva. Su pelaje era medio rojizo en las partes donde aun le quedaba. Donde no había ese pelo rojizo podía verse el nacimiento de unos potentes músculos. Su espalda podría llegar a medir 1,5m. de ancha perfectamente, encorvada hacia delante. El recorrido de sus musculosos brazos desembocaba en unas manos negras, grandes y que poseían unas garras afiladas. La bestia se aposentaba sobre unos pies enormes, que tenían una capa de pelo rojizo en la parte superior y unas garras aun más largas que la de las manos. Sus patas eran dos auténticos postes capaces de mantener el increíble peso de aquella bestia, y encima hacerla correr como el diablo.
- Dioss!!!! .... pero .... pero .... - la voz de Roberto parecía que se la había llevado el viento. Su boca oscilaba arriba y abajo pero sin llegar a articular ni una sola palabra inteligible.
- Tranquilos chicos, tranquilos... no os va a hacer nada esta preciosidad a no ser que yo se lo ordene - comentó el Dr. mientras con su mano izquierda empezó a acariciar la cabeza de la bestia.
La bestia empezó a hacer un movimiento al unísono que el Dr. la acariciaba. Como si estuviera disfrutando de esa cálida muestra de afecto.
- Por cierto. Se llama Columbus.... ..... como mi primer apellido - anunció el Dr. Marcos C. mientras no apartaba la vista de Columbus. La miraba como cuando una madre se arrodilla delante del carricoche de su hijo y empieza a mirarlo con esa ternura entrañable. Porque eso que está mirando forma parte de ella, es parte de su creación.
- Pues ya que tengo un maravilloso público creo que se merecen una pequeña explicación de donde ha salido mi querida mascota - empezó a decir el Dr. Marco mientras dejaba de acariciar a Colombus y dejaba libre esa mano para poder gesticular.
- Mi querida Dra. Soraya. Le voy a contar esto porque se que la va a gustar mis últimos avances... - según empezaba a hablar el Dr. Marcos, Soraya le interrumpió.
- Pero no entiendo... ¿este experimento de donde sale? ..... ¿salió algo mal cuando hicimos la inserción de genes?.... joder.... no tendríamos que haberla hecho - lo lamentos de Soraya sonaban con la más absoluta sinceridad.
- Querida Dra. Soraya déjeme que la explique. Esto que esta usted contemplando no tiene nada que ver con nuestros pequeños trabajos con plantas. Pero... ¿para qué trabajar con plantas pudiendo trabajar con animales?... .... le puedo asegurar que los resultados son mucho más satisfactorios y visibles en animales. Sino, compruébelo usted misma - continuó su discurso el Doctor mientras señalaba con su mano a Colombus. La bestia parecía estar tranquila. Su respiración era fuerte pero lenta. Era como si estuviera en un estado de inconsciencia.
El Dr. Marcos C. volvió su mirada a los Doctores que permanecían agazapados en el suelo y continuó.
- Estoy harto de nuestros reducidos presupuestos, estoy harto de esta puta crisis. Como va a avanzar un país si sólo hacen que putearnos a los investigadores. La sociedad necesita progreso, y ese progreso viene en gran parte de la ciencia, de la investigación, de muchas y duras horas que se tiran personas rebanándose los sesos para intentar sacar algo bueno. Pero claro.... a los políticos eso les da igual... que se joda la ciencia es lo que ellos dicen - el tono de voz del Dr. Marcos empezaba a aumentar lentamente. Colombus a su lado comenzaba poco a poco a acelerar su respiración. Como si estuvieran interconectados.
- ¿Pero como ha podido hacer una cosa así? .... ¿en qué parte del edificio?... - las preguntas de Soraya hicieron una cierta pausa en el discurso del Dr. Marcos, pero este continuó hablando.
- Visto nuestro limitado presupuesto tuve que empezar a trabajar con animales. Sabía que si seguía nuestra investigación con plantas nos quedaríamos sin dinero. Son demasiado lentas, necesitan más tiempo que un animal en expresar el fenotipo que produce su genotipo. En cambio, con los animales es mucho mejor. Joder que si es mejor... es que no te imaginas lo que se puede llegar a hacer - hablaba el Dr. Marcos C. mientras no paraba de gesticular con sus grandes manos.
- Por ejemplo este ejemplar que tengo aquí a mi izquierda es un orangután... sisi... el que trajeron el otro día. Pues tras un poco de ingeniería genética he conseguido ésto. Más fuerza, más agilidad, más obediencia, y lo que es mejor. Es capaz de pensar casi como un humano. Pero hay más, tengo varios conejos mutantes que mantengo aun en pruebas, aunque apuntan bien alto los jodios, jajajjaja - las risas del Dr. Marcos retumbaban en el pequeño despacho.
- Está usted completamente loco.... se acaba de saltar todos los protocolos que existen en ingeniería genética. Todo esto es ilegal y sumamente peligroso - la voz de ira de Soraya hacía poner su cara de un rojo intenso.
Mientras la Dra. Soraya hablaba empezó a sonar el teléfono móvil del Dr. Marcos. En un rápido movimiento el Dr. introdujo la mano en el bolsillo izquierdo de su bata y extrajo el móvil, miró la pantalla y se lo llevo a la oreja.
- Síi??.... ......sisi, soy yo, el Dr. Marcos ...... ......... valee, me parece perfecto.... ......... ........no importa que sea Sábado. Los Sábados también abrimos el laboratorio..... ..... no no... no hay ningún problema..... ...... ...... no hay de que...... ........ ........ pues nos vemos mañana sin falta..... hasta mañana ....... ......... naa naa, gracias a usted por venir.. - terminó la frase el Dr. Marcos, apagó el móvil y lo introdujo de nuevo en el bolsillo de su bata.
*******
- A ver señores, acabo de estar hablando con el Dr. Marcos de los Laboratorios Rupert y me ha confirmado la visita para mañana. Así que ya sabéis, nos vemos a las 9:30 en la entrada del Laboratorio - informó el profesor Jose María a su reducido grupo de alumnos.
- Pero profesor. Mañana es Sábado y no se... pero no podríamos poner la visita al laboratorio otro día - pregunto Santi, uno de los 6 alumnos que poseía la asignatura optativa de Química Bioinorgánica.
- Señor Moreno. Ya se que mañana es Sábado y que seguramente usted saldrá esta noche a emborracharse como suele hacer todos los fines de semana. Eso a mi me trae sin cuidado. Yo lo único que quiero es verle mañana puntual en la puerta de los laboratorios. Es una visita que gustosamente nos han facilitado el amable Dr. Marcos, y de la cual vamos a aprender bastante. Eso se lo puedo asegurar.
Los alumnos de la clase empezaron a mirarse unos a otros. Empezaron a resoplar y a producir un zumbido en el aire como moscas,y a cotillear unos con otros. Estaba claro que todos deseaban ir a ver los famosos Laboratorios Rupert, pero un Sábado no es que fuera el día más indicado. Pero bueno...
- Bueno cariño, pues al final no podremos quedar con Carlos para ir a la fiesta de disfraces, la verdad es que es una pena porque tenía un montón de ganas de ir - empezó a decir Javier en un tono de bastante confidencialidad mientras cogía de la mano a su querida novia Carmen.
- Joder tío, si seguro que con lo marchoso que tú eres te alegras un montón de que no podamos ir a la fiesta - las críticas de Carmen hacían mella en el pobre corazón de Javier.
- Venga tía, creo que ya hemos hablado suficiente ese tema. No empieces otra vez por favor... ya discutimos demasiado ayer por la tarde - la voz de Javier era un un susurro que recorría el pequeño espacio que separaba su boca y el oído de Carmen.
Los alumnos seguían con su revuelo mientras empezaban a recoger los libros, apuntes y demás útiles para asistir a una clase universitaria.
- Vaya mierda de asignatura, encima que sólo vienen dos tías y una de ellas está cogida, joder que suerte tenemos tío - empezó a relatarle Fran a su fiel amigo Tomás.
- Eso te pasa tío por apuntarte a una asignatura por el simple echo de ligar con las tías. Pero por lo menos Paula está bastante buena, y tiene buena delantera.
- Venga, no me jodas Tomasito. Si es una auténtica rata de laboratorio.... mírala con esos gafones.... seguro que si se los quita no ve un burro a dos pasos, jjajajaja - las carcajadas de Fran hicieron mella en Tomás que miro con un poco de rabia a su amigo.
- Pues a mi me gusta, que quieres que te diga - dijo Tomás en defensa de Paula.
- Tú eres tonto hijo mio... pero vamos, si a ti te gustan las ratas de laboratorio, por mi no hay problema -
- No la llames así tío -
- Venga Tomasito, cállate y vayámonos de aquí a tomar por culo ya - finalizó Fran mientras terminaba de apilar sus apuntes de mala manera en su mochila.
Los alumnos comenzaron a salir por la gran puerta del aula. Bajaban las escaleras del aula apresuradamente mientras charlaban unos con otros.
- Ya sabéis chicos. Mañana sin falta a las 9:30 en la puerta de los Laboratorios Rupert. Se que no es el mejor día para ir, pero ya verán como se alegran de la visita.
Javier y Carmen se encaminaron por el pasillo de la Facultad de Biología a un buen ritmo. La noche ya había caído en la ciudad de Salamanca. Los coches transitaban las calles con su faros encendidos. Los alumnos caminaban por las calles con bolsas blancas que contenían las bebidas para los botellones. La luna se posicionaba en lo más alto del firmamento para tener una vista privilegiada de la ciudad de Salamanca, y desde allí poder contemplar los extraños sucesos que se producían...
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