jueves, 26 de abril de 2012

8ª Capítulo.

La Dra. Soraya y el Dr. Roberto seguían en la 3ª la tercera planta, concretamente en el propio despacho de Roberto. Las cuerdas hacía tiempo que habían empezado a dejar marca. El dolor y los calambres en las articulaciones de los hombros aumentaba por momentos. La posición de sentado era algo que no se llevaba muy bien durante más de unas pocas horas.
Un ruido fuerte proveniente del techo les hizo volver en si. Se miraron intrigados los dos Doctores.

- Roberto... ¿qué fue eso? - preguntó la Dra. Soraya mientras permanecía agazapada en el suelo.
- Ustedes los españoles están medio locos.... yo que se -
- Tenemos que salir de aquí sea como sea.... ..... necesitamos algo para cortar las cuerdas -
- Soraya!!!... en vuestro bolsillo!!! - dijo emocionado Roberto.
-¿Qué?.... -
- Las tijeras!!!.... las que te metiste cuando subimos al despacho del Dr. Marcos - respondió Roberto haciendo señas con el cuello hacía el bolsillo de Soraya.

Tras caer en la cuenta de lo que le decía su compañero Roberto. Pudo recordar que efectivamente una de las armas que había elegido para ir en la búsqueda del Dr. Marcos eran unas tijeras de metal.
Soraya empezó a arrastrarse por el suelo como una sinuosa serpiente, para colocarse a la altura de Roberto. Éste, de la mejor manera posible, pudo sacar las tijeras del bolsillo de Soraya. La Dra. se giró un poquito para quedar espalda con espalda con su compañero.
La tijera dentelleaba muy próxima a los dedos de Soraya. Ella intentaba arrimar lo más posible las cuerdas de sus muñeras, para evitar que Roberto la produjera algún corte.
Pasados un minuto de tira y afloja. Por fin la Dra. quedó libre de las cuerdas que la mantenían presa.

- Uffff..... que alivio.... dioss como me estaba quedando las muñecas - dijo Soraya mientras se acariciaba sus amoratadas marcas producidas por la cuerda.
- Venga Soraya, suéltame cuanto antes que nos marchemos de aquí -
- Ya voy.... ya voy - dijó Soraya mientras empezaba a desatar las cuerdas de Roberto.

Pasados un minuto, mientras estiraban los brazos y se tocaban las heridas. Soraya se encaminó hacia la puerta. Se paro justo en frente de ésta. Y con un rápido movimiento intento abrirla.

- ¿Qué hacés? ..... ¿estás loca?..... no pretenderás que vayamos a salir de aquí así... con las manos desnudas - dijó Roberto.
- Tienes razón!!!.... - la voz de Soraya sonaba afirmativa.

La Dra. se acerco a la mesa de Roberto, y tras echar un rápido vistazo por el gran desorden que había. Se decidió por un flexo de color rojo que no tenía un aspecto muy resistente.

- Andaa... andaaa... déjame a mi - Roberto se acercó a un lateral de su mesa. Se agachó y empezó a zarandear uno de los cajones. En un principio parecía que el cajón hacía un poco de resistencia. Pero tras ponerse un poco bruto, éste se abrió - a ver que tenemos por aquí..... aquí está - dijo el Doctor mientras levantaba una pistola Colt M1911 de color plata.
- Joder Roberto!!! eres una caja de sorpresas.... ¿y de donde narices has sacado una pistola?  - preguntó un poco impresionada la Dra.
- Es una larga historia.... tú piensa que es un regalo que me hicieron unos amigos cuando vine a España -

Los Doctores se encaminaron hacía la puerta. Se pusieron uno a cada lado agachados y en el más absoluto silencio. En el momento que Soraya iba a abrir la puerta Roberto la paró.

- Chsss!!!... escucha... - dijo el Dr. acercando la oreja a la puerta. Lo que imitó su compañera sin pensarlo dos veces.

En el pasillo se podía escuchar el sonido de unos ligeros arañazos. Éstos se pasaban a la puerta donde los doctores estaban apoyados. Un ronroneo misterioso cruzaba la madera para penetrar en sus oídos. La tensión aumentaba por momentos. Roberto miraba a su compañera a los ojos y le hacía señas con la cabeza.
Levantó la mano con tres dedos hacia arriba. Y con su boca empezó una cuenta atrás.

- .... dos... uno.... ahora!!!! - tras decir ésto, Roberto abrió la puerta rápidamente y salió al pasillo con la pistola en alto - Muere hijo de mil madress!!!! - los gritos de Roberto se escuchaban por todo el pasillo.

Roberto se colocó un metro por delante de la puerta y dirigió la pistola a su derecha que era de donde provinieron los últimos ruidos. Justo cuando iba a disparar, comprobó que a lo que pretendía hacer diana era a un gato de color gris y paso lento.

- Joder!!!!.... es un puto gato!!!-
- Es el gato de Manuela, la cuidadora de animales de la 2ª planta. Pero.... su gato nunca sale de su zona de trabajo... ¿cómo narices habrá llegado hasta aquí? - preguntó Soraya mientras señalaba al gato.

En ese preciso momento se escucho un ruido de unos gruñidos que provenían de uno de los pasillos de la derecha, justo donde se producía un cruce de éstos. Tras escuchar los rabiosos sonidos, apareció a la velocidad de un rayo uno de los conejos mutantes que sin dudarlo un momento, abrió unos 10 centímetros su gran boca, y tras enseñar su sucios y afilados dientes. Se llevo de un bocado al pobre gato que no tuvo tiempo de reaccionar.

Roberto y Soraya se miraron con la cara pálida por lo que acababan de ver. Un jodido conejo de casi 1 metro de altura acababa de zamparse de un bocado al gato de la señorita Manuela. Vieron como el conejo mutante con su presa bien retenida en sus fauces se perdía por el pasillo de la izquierda. En el suelo sólo quedaba un pequeño charco de sangre....


*****


El Dr. Marcos y Jose María llegaron a la entra de su despacho. La puerta estaba cerrada con llave. El Dr. sacó un llavero de su bata y la abrió despacio.
La conversación que habían tenido había sido de lo más emocionante. El Dr. le hacía preguntas a las que Jose María respondía gustosamente. Hablaron de todo tipo de temas relacionados con la Ingeniería Genética, incluso hablaron de la clonación de animales, mutaciones en especies de gran desarrollo, y un tema que a Jose María le pareció un poco macabro: el utilizar a seres humanos para experimentos biotecnológicos.

- Voy a enseñarle una cosa que seguramente le deje con la boca abierta Don Jose María - la sonrisa del Dr. Marcos hacía que se movieran sus gafas al arrugarse su nariz.
- Me tiene usted intrigado Doctor... viendo el énfasis que le pone, voy a pensar que puede tener cualquier bicho raro, jajajaja - las tímidas risas del profesor le hicieron sonreír de nuevo al Doctor.

Tras entrar en el despacho del Dr. Marcos, donde aun estaban tirados por el suelo los cristales que se habían roto al salir volando la máquina de escribir que atacó a Soraya. Ahora en lugar del agujero que había en la habitación del Dr. Marcos, éste, había improvisado con un cartón para taparlo.
Jose María paseo la vista por el despacho mientras pisaba los cristales del suelo. Notaba el crujir de los fragmentos en la planta de sus pies.

- ¿Qué ha pasado aquí? - preguntó Jose María.
-Ya sabe usted, contratiempos que nos pasan a los científicos -
- ¿Está preparado? - preguntó el Dr. Marcos mientras se acercaba a una estantería repleta de libros.

Miró a los ojos a Jose María, y tras volver la vista a la estantería, movió uno de los libros que estaban en el lateral. El libro opuso cierta resistencia, la que finalizó en un sonido seco como el golpe de un metal.
A continuación la estantería se desencajo un poco de la pared, dejando una pequeña abertura que subía en vertical por todo el lateral de la estantería.

- Ehhh!!!... ¿qué demonios está pasando aquí? - preguntó intrigado Jose María.
- Venga hombree... ayúdeme a mover la estantería - le contestó el Dr. mientras se colocaba en uno de los bordes de la estantería.

Jose María a paso lento y con la mirada aun sorprendida, se acerco y se situó justo al lado del Dr. para ayudarle a empujar el armario. Tras un pequeño empujón, éste empezó a deslizarse por un fino raíl. El movimiento de la estantería era suave, cualquiera diría que detrás de allí había una puerta secreta.
El Doctor fue el primero en entrar por la abertura. Ésta tendría 1 metro y medio, aunque posiblemente se pudiera abrir más.

- ¿Está preparado para lo que va a ver?.... una auténtica obra de Ingeniería Genética.... pase, pase - la voz del Doctor sonaba como cuando alguien te está intentando vender un productor. Haciendo énfasis en algunas palabras para remarcarlas y que el cliente se sienta más atraído por ellas.

Jose María atravesó la entrada con ciertas dudas. Es verdad que el Dr. Marcos era un célebre y conocido científico en su especialidad. Pero eso de tener una zona secreta. Lo de estanterías que se mueven al más puro estilo de las películas de terror. No le terminaba de cuadrar al profesor.
Delante de él se encontró una pequeña sala con paredes viejas. Se notaba que no habían sido pintadas en mucho tiempo. Éstas estabas desprovistas de cualquier ventana. Era un ambiente un poco claustrofóbico. Justo en frente de la apertura por la cual acababa de entrar había una mesa con un montón de apuntes y folios distribuidos por ella. Y sobre ella había una serie de monitores, algunos estaban encendidos, aunque la mayoría permanecían apagados.
Lo que más le llamo la atención a Jose María era una pequeña cortina de color marrón que había en una esquina, cerca de los monitores. Está cortina parecía oscilar de vez en cuando, como si una brisa de viendo la hiciera mecerse.

- Señor Jose María le presento a ..... - dijo el Doctor mientras en un rápido movimiento descorría la cortina como cuando se abre el telón en una obra de teatro - ...a Colombus.

La cara de Jose María era toda un cuadro. Su boca se abrió y dejó escapar un soplo de aire. Sus ojos parecía que iban a salirse de sus cuentas oculares. Estaba intentando asimilar lo que su visión estaba mandando a su cerebro en ese momento.
Ante él se mostraba Colombus en todo su esplendor. La bestia estaba parada y con la respiración tranquila. Tenía la mirada perdida, y de su boca goteaba de forma constante una densa baba.

En un rápido movimiento y sin pronunciar la más mínima palabra. Jose María se dio la vuelta y salió corriendo para escapar de esa escena tan macabra.

- Cógelo Colombus!!!! - ordenó el Dr. Marcos.

La bestia pareció salir del coma en una décima de segundo. Giró su cabeza hacía donde estaba Jose María. En sus ojos se pudo ver el reflejo del profesor dándose la vuelta y apunto de salir por la abertura. Y en un rápido movimiento dio dos enormes zancadas y cogió a Jose María por el cuello. Giró su potente brazo y lo volvió a meter en la habitación. "Voy a matarte.... quiero beberme toda tu sangre". Colombus empezaba a salivar a una velocidad impresionante. De repente estiró el brazo que tenía libre. Colocó las garras en posición de ataque y lanzó su mortal arma hacía delante.

- Detente!!!!.... te he dicho que lo atrapes... no te he dicho que lo mates estúpida bestia!!!! - los gritos del Dr. llegaban a los oídos de Colombus y se procesaban como ordenes que debía de cumplir. Por eso justo a 3 centímetros de la cara del profesor se detuvieron las potentes garras.

- Dioss... diosss... - era lo único que decía Jose María.

En el suelo empezó a hacerse un charco. Acababa de mearse encima por el miedo producido. No salía de su asombro. Hace unos minutos estaba manteniendo una de las conversaciones más interesantes de su vida. Y ahora, era preso de una bestia que acaba de intentar matarle.

- No le mates Colombus. Le necesitamos. - ordenó el Dr.

El Doctor se acerco a uno de los cajones que había en la mesa de los monitores. Abrió uno de ellos y sacó su pistola. En un segundo levantó el arma y encañonó a Jose María.

- Suéltalo querido Colombus.... él vendrá conmigo. Tú ya sabes lo que tienes que hacer... -

Tras llegar la orden al cerebro de Colombus, éste, sin pensarlo dos veces aflojó su potente garra y dejó caer al profesor al suelo. Jose María sintió el alivio que producía el volver a tener abierta los conductor respiratorios en su totalidad.

- Ni se te ocurra moverte profesor... o tendré que meterte un balazo en toda la cabeza -
- Pero... pero.... esto no tiene sentido... tiene que ser una broma - la voz de Jose María temblaba al salir de su boca.
- No es ninguna broma.... usted va a venir conmigo que tengo una pequeña sorpresa preparada - dijo el Dr. mientras no paraba de apuntar a Jose María.
- ¿Pero por donde quiere que le siga? -
- Por ahí - respondió el Doctor mientras señalaba con la punta de la pistola una abertura que había en la pared. El hueco había estado tapado por la cortina donde se ocultaba Colombus. Ahora abierta, se podía ver un rectángulo de oscuridad donde nacían unas escaleras que descendían a una zona muerta...



martes, 24 de abril de 2012

7ª Capítulo.

La ruta continuaba por la 2ª planta. El profesor Jose María y el Dr. Marcos iban enfrascados en una apasionante conversación. Eran dos auténticos magos hablando de la magia de la Ingeniería Genética.
Jose María parecía sorprenderse bastante de los proyectos que se estaban llevando a cabo en los Laboratorios Rupert. Miraba con cara de fascinación al Dr. Marcos. Le entusiasmaba ver como aquel científico podía tener unas ideas tan claras sobre algunos temas un poco turbios.

- Permítame que le pregunte Jose María, ¿qué opina usted de la interacción y la inserción de genes en algunas especies animales? - 
- Bueno... la verdad es que es un tema un poco complicado,y que se mueve en aguas un tanto revueltas diría yo - 
- Pero olvídese de los protocolos y las leyes morales y éticas que puedes regir estos temas. Imagínese que tuviera carta blanca para poder hacer cuanto le viniera en gana. Sin ninguna restricción, ni de conocimientos y ni de leyes - estos temas que sacaba el Dr. Marcos le entusiasmaban mucho a Jose María. Eso de poder compartir con un homólogo en cuanto a conocimientos sus ideas e inquietudes, le hacían excitarse por momentos. Como cuando hablas con los amigos de lo que harías si te tocara un buen premio de la lotería.
- Eso sería fascinante... aunque fuera a nivel experimental, sin llegar a sacar nada al mercado.... joee que sii.... sería un auténtico lujo el poder introducir algunos genes en ciertas especies animales.... si es que me emociono por momentos - dijo Jose María mirando fijamente a los ojos de su acompañante.

El profesor y el doctor siguieron caminando a un paso bastante lento, por el pasillo de la 2ª planta, hasta llegar al descansillo donde estaban las escaleras de acceso. El Dr. Marcos hizo un gesto con la mano señalando las escaleras que subían.

- Vamos a subir a la 4ª planta.... pero siga, siga contándome Jose María -
- Pues eso que le venía diciendo.... sería super interesante producir alguna mutación de origen físico o quizás químico en algún animal.... y bueno.... ver como responde a las mutaciones, hacerle algún experimento y pruebas.... pero eso si.... siempre en ambientes controlados - Jose María no paraba de hablar. Estaba soñando con los ojos abiertos. Fantaseaba con tener esa total libertad de movimientos.
- Veo que usted piensa muy parecido a mi señor Jose María.... tiene inquietudes.... veo en usted una chispa.... una curiosidad que me gusta.... así que si me lo permite... ...... ..... voy a enseñarle algo - finalizó el Dr. Marcos mientras terminaban de llegar a la 4ª planta.

- Me parece que hemos perdidos a mis alumnos - comentó sorprendido Jose María al ver que el pequeño grupo de estudiantes no seguía sus pasos.

Se dio la vuelta rápidamente cuando estaba llegando a la 4ª planta para bajar a buscarlos. Pero en ese momento el Dr. Marcos estiró su mano y cogió por el brazo a Jose María.

- No se preocupes Jose María. Confío en sus alumnos.... seguramente estén dando una vuelta por la 2ª planta...... y si lo que le preocupa es que puedan marcharse para casa.... eso no pasará. Pues están cerradas las puertas, jajjajaa - dijo el Dr. Marcos mientras amablemente tiraba del brazo de Jose María para indicarle que continuaran su ruta.


*****


Mientras, los otros 4 alumnos restantes seguían su paseo por los pasillos de la 2ª planta. Iban también enfrascados en diversas conversaciones. Por un lado estaban Carmen y Javier. Los dos iban hablando íntimamente sobre su relación. Sobre el bajón que estaban sufriendo como pareja. Los dos estaban tan metidos en la conversación que no se dieron cuenta de que el profesor y el doctor habían subido a la 4ª planta. A su lado iban caminando Santi y Paula. Ella hablaba de vez en cuando con Santi, aunque no paraba de sorprenderse con el material que tenían en los laboratorios. Los 4 compañeros se habían tomado la visita como un paseo por la playa. A paso lento, disfrutando de la compañía, mirando al horizonte. Aunque en este caso el horizonte no era un mar azul que se pierde en la lejanía. Eran puertas blancas con letreros y grandes cristaleras que estaban cerradas por persianas de láminas.

- Pues ya ves tío.... los listos de clase ya se han pirado para casa - soltó Carmen rompiendo el ambiente íntimo que habían creado ella y Javier.

Los tres acompañantes de Carmen se giraron para verificar que efectivamente, llevaban un rato caminando ellos solos. Sus dos amigos, Fran y Tomás habían desaparecido por momentos.

- Pero es que no sólo han desaparecido el tontela de Fran y Tomás.... ¿es qué donde se han metido el profesor y el Doctor de la barbita? - el comentario de Santi les pillo un poco desprevenidos. Empezaron a mirarse unos a otros, esperando que uno de ellos contestara a la pregunta y resolviera definitivamente el enigma. Pero nadie respondía.

- ¿Y qué hacemos ahora? - preguntó Paula a la vez que se colocaba sus gafas de pasta con el dedo índice de su mano derecha.

En un momento de silencio se empezó a escuchar un ruido de voces en la lejanía. Todos afinaron sus oídos esperando poder distinguir la dirección de las voces. Pero era prácticamente imposible. El edificio era demasiado grande y tenía tantos pasillos que era una tarea inútil.
Pasados unos segundos, las voces eran acompañadas de pequeños golpes, como si cayeran objetos al suelo. El sonido aumentaba su intensidad a medida que pasaban los segundos. Los alumnos se miraban unos a otros. Primero con cara de la más absoluta tranquilidad, como si aquellos ruidos no fueran con ellos. Pero a medida que la "música" se hacía más fuerte, se miraban de otra manera.

- ¿Qué cojones son esos ruidos? - preguntó Javier cogiendo de la mano a Carmen.
- No se.... suena como si alguien estuviera corriendo por los pasillos.... el caso es que esas voces me suenan - contestó Santi.

Cuando el sonido de la peculiar "música" estaba ya casi encima de ellos se paró el tiempo. Y pasados 2 segundos todo parecía ir a cámara lenta. Esa sensación que te produce cuando estás muy borracho o acabas de tener un golpe fuerte en la cabeza. Eres como una cámara ajena a la acción que se esta rodando en ese plató.
Las puertas que tenían justo a las espaldas se abrieron con un sonido atronador, golpeando fuertemente las paredes. De su interior aparecieron en esta extraña cámara lenta Fran y Tomás. Los dos amigos movían agitadamente los brazos para no perder el equilibrio. Tomás llevaba la delantera a Fran, que este último iba dando pequeños saltos producidos por su tobillo inflamado. Sus caras mostraban un auténtico pavor, miedo e incluso locura.

- Uuuhaaaaaa!!!!!!...... corredddd!!!!!..... - fue lo único medio inteligible que salió de la boca de Fran mientras se aproximaba peligrosamente a sus amigos.

Justo detrás de ellos se escuchaban el sonido de objetos caer al suelo, cristales romperse en mil pedazos. Y pasados unos segundos aparecieron los responsables de tan extraña orquesta diabólica. Una manada de unos 15 conejos mutantes del tamaño de un perro mediano hicieron su aparición en escena. Sus pelajes diferían en colores de unos a otros. Había algunos de color negro, otros compartían este color con el blanco en mayor o menor medida, y tres de ellos eran de un blanco absoluto. Lo que si tenían en común todos los conejos mutantes era esa falta de pelo en bastante lugares de sus espaldas, la boca les había aumentado de tamaño considerablemente, mostrando una fila de dientes peligrosamente afilados y dos buenos colmillos. Las garras de sus patas también eran más grandes y estaban más afiladas. A su paso iban dejando marcas de rayas en el suelo.

- Vamos joderrr!!!! ...... no os quedéis paradoss!!!!! - dijo Fran cuando pasaba justo entre los 4 amigos a una velocidad endiablada.

Sus amigos tras salir del lapsus inicial producido por esa secuencia lenta y nueva de acontecimientos. Empezaron a correr por los pasillos. Javier en un movimiento reflejo cogió de la mano a Carmen y la impulso a uno de los despachos que había en la parte derecha. Tuvieron la suerte de que esa puerta no estaba cerrada. Así que tras entrar prácticamente volando, Javier se dio rápidamente la vuelta en el suelo y pegó una patada a la puerta que se cerro con un fuerte golpe.

Los otros 4 compañeros corrían por el pasillo. Era una carrera alocada. A medida que avanzaban y tenían que torcer por algún pasillo, podían comprobar como sus zapatillas resbalaban en el pulido y brillante suelo. Parecía como una carrera de autos locos, donde los malos como siempre, vienen detrás y acercándose.
La manada endiablada de conejos mutantes iba ganando terreno. A su paso por uno de los pasillos tiraron un surtidor de agua que reventó cuando impactó contra el suelo, derramando una capa de agua que hizo que algunos conejos mutantes patinaran y se perdieran en uno de los despachos.

- No quiero morirr!!!!.... mamááá!!!! - gritaba Santi mientras bamboleaba sus carnes en la frenética carrera. De su frente empezaban a caer de manera constante grandes gotas de sudor. Poco a poco sus amigos le iban sacando más distancia. "Joder que me van a coger y me van a matar".


- Esperarme hijos de putaaa!!!! -

Los cazadores iban ganando terreno a sus presas. El miedo empezaba a alcanzar cotas nunca vistas en ellos. El sonido que producían los conejos a sus espaldas. Esa masa conjunta de arañazos contra el suelo, gruñidos estridentes y objetos que se caían, les hacía no poder parar de correr.

- Tenemos que meternos en algún sitio o nos van a alcanzar!!! - gritó Tomás bien alto para que Paula que estaba un poco separada de ellos pudiera escucharles. Su melena castaña ondeaba al viento como una bandera de un barco un día en que la mar está brava.

En ese preciso momento vislumbraron una puerta abierta de una habitación. En la placa que había en la parte superior de la puerta se podía leer "sala de reuniones". Fran sabía que no podría correr mucho más con el tobillo en esa situación. El dolor era insoportable y el chute de adrenalina pronto remitiría.

- Vengaa.... metámonos por esa puertaa... - dijo Tomás mientras agarraba de la muñeca a Paula que parecía que había perdido todo conocimiento y corría sin ningún orden ni concierto.

Los amigos entraron corriendo en la pequeña sala de reuniones. La habitación estaba iluminada por unas ventanas que permanecían a medio abrir. En su interior había una gran pizarra que colgaba de una de las paredes, y justo en el medio de la sala se destacaba una mesa maciza en la que orbitaban a su alrededor unas sillas de metal y cuero negro.
Tras entrar con el corazón en la boca y la respiración super agitada. Fran se dio rápidamente la vuelta y cerro la puerta con un rápido movimiento. En ese momento se produjo un fuerte golpe en la puerta de madera. Fue un golpe de algo pesado.

- Dejarme entrar joderr!!!!.... que ya vienen!!!!!...... ...... ahhhhh..... ahhhhh..... hijos de putaaa!!!! - las voces de Santi al otro lado de la puerta eran la máxima expresión del sufrimiento de una persona. Los gritos de Santi eran acompañados de gruñidos rabiosos, dentelladas y el sonido incesante de unas garras rasgando y desmembrando la carne.

Fran y Tomás estaban apoyados en la puerta para evitar que entraran. Podían sentir como el cuerpo de Santi golpeaba la puerta mientras los conejos mutantes le zarandeaban en una brutal carnicería. Tomás no paraba de llorar mientras empujaba con todas sus fuerzas la puerta. Su amigo Fran estaba apoyado de espaldas y sentado en el suelo. La pobre Paula había desaparecido del campo de visión de Fran para meterse debajo de la mesa de reuniones y hacerse un ovillo en el suelo, con la cara impregnada de lágrimas.
Pasados unos momentos, los golpeteos de la puerta fueron remitiendo en intensidad. Poco a poco iban cesando hasta que dejaron de escucharse. Los conejos mutantes permanecieron poco tiempo detrás de la puerta. Podía escucharse como se marchaban corriendo en busca de otra presa.
Del suelo empezaba a fluir un líquido viscoso que se colaba por debajo de la puerta. Era la sangre de Santi... 




domingo, 22 de abril de 2012

6ª Capítulo.

Despacho de Roberto .... 2:24 am.


Los Doctores permanecían sentados en el suelo. Sus manos estaban atadas a sus espaldas con un buen nudo que les había hecho el Dr. Marcos para que no pudieran escapar. Roberto y Soraya no salía de su asombro. En sus mentes se estaba llevando a cabo la más absoluta de las batallas por la comprensión de aquellos acontecimientos.
Soraya empezaba a pensar que el Dr. Marcos había perdido totalmente la cabeza. Quizás en un primer momento le llego incluso a parecer interesante los avances que había obtenido el Doctor. Estaba claro, y ella lo sabía que eran totalmente ilegales y sumamente peligrosos. Pero a medida que el Dr. Marcos les empezaba a contar más cosas sobre sus "mascotas", que es así como él gustosamente las llamaba, la Doctora había empezado a cambiar de parecer. 

La mirada extraviada del Dr. Marcos les hacía pensar que su mente había empezado a divagar por un mundo imaginario en el que él era un Dios, y tenía poder y autoridad absoluta para hacer lo que quisiera. En la mente del Dr. Marcos la meta había dejado de estar a unos metros por delante de él. Limitada en gran parte por los protocolos establecidos sobre Ingeniería Genética, y habían pasado a tomar dimensiones mucho mayores. Ahora esos límites morales y éticos no existían. Era libre para hacer cuanto le viniera en gana. Sólo tenía el limitante de sus conocimientos y las tecnologías de que disponían, que no eran pocas.

- Ya saben lo que se dice queridos Doctores.... el fin justifica los medios... - las palabras del Dr. Marcos sonaban claras y altas.
- Pero que medios ni que fin. Vos estás como una puta regadera.... ..... pero.... es que no me puedo creer lo que tienes pensado hacer... ....serás.... serás.... serás hijo de mil madres - el enfado de Roberto era más que evidente. En el suelo se removía como una culebrilla intentando soltarse de las ataduras del Dr. Marcos.
- Callate!!! .... tú... tú... que sabrás tú de ciencia y sacrificio.... estás todo el día metido en tu despacho haciendo papeles y mierdas chilenas - continúo diciendo el Dr. Marcos mientras señalaba con un dedo a Roberto.
- No soy chileno gilipollas, soy peruano. Estás enfermoo!!!! - 
- Callaros los doss!!!! - empezó a gritar Soraya - Doctor, no ve que esto que está haciendo no tiene ni pies ni cabeza.... esto no puede traer nada bueno. Le suplico que pare ésto ahora que puede.... suéltenos y nosotros le ayudaremos. Se lo prometo... - las suplicas de Soraya iban mezcladas con un pequeño gimoteo.
- ¿Quieres que pare mi obra de arte? .... esta colosal obra maestra... .... no sabes lo que dices. Pero vais a tener suerte. Vosotros dos vais a ser testigos de lo que puedo llegar a hacer - finalizó el Dr. Marcos antes de salir del despacho y cerrar la puerta tras de si.



*********




Entrada principal de los Laboratorios Rupert .... 9:20 am.


La gélida mañana hacía su aparición en la fría y a la vez acogedora ciudad de Salamanca. La temperatura empezaba a rozar los 2º, así que podía verse un mar blanco producido por la gran helada que cubría toda la superficie como un manto. Los coches de los aparcamientos anexos al laboratorio parecía hechos del más puro cristal brillante.
Los alumnos empezaban a llegar con las manos metidas en los bolsillos y la cabeza bien agachada para que el aire no se les colara por el cuello de sus chaquetas. El profesor Jose María fue el primero en llegar como era costumbre en él. Siempre tan puntual. Su poblada barba le confería cierta ventaja contra el frío matutino.
A medida que se empezaban a congregar en la entrada empezaban los tímidos saludos de una fría mañana.

- Buenos días chicos!!! .... buff que fresqui tenemos, ehh!!! - inició el saludo Jose María mientras dejaba escapar una gran bocanada de vapor blanco y denso.
- Yo se en un sitio donde se estaría mejor que aquí pasando frío - la respuesta de Santi no se hizo esperar. Su cuerpo rechonchete le proporcionaba cierta protección contra el frío, aunque a él le gustaba meter la cabeza en su chaqueta como si fuera una tortuga.
- Pues veo que estamos casi todos.... pero como siempre faltan los mismos...... ahhhh, mirarlos por donde vienen - comentó el profesor mientras señalaba a dos almas andantes que se aproximaban poco a poco a la entrada.

Pasados unos minutos el corro preparado por los 6 alumnos y el profesor estaba completo. Se movían inquietos en sus posiciones como si estuvieran llenos de pulgas y no pudieran parar de sacudirse. De sus bocas no paraba de salir grandes y majestuosas bocanadas de vapor.

- Bueno cariño.... a ver que podemos sacar en claro de todo esto. Y de veras lo siento mucho que no hayamos podido ir a la fiesta de Carlos - la voz de Javier sonaba entre un tono tranquilo y un poquito de súplica.
- Javier no me apetece hablar ahora.... tengo las putas bragas congeladas y encima no acaban de abrir la maldita puerta para que entremos de una vez..... ...... joder que ganas tengo de terminar e irme para casa ya - dijo Carmen sin levantar la cabeza.

Triss!!! ..... Triss!!!

La puerta de los laboratorios se abrió tras un sonido producido por la cerradura. Sus dos grandes hojas se abrieron de par en par, y por ellas apareció un hombre alto, de constitución ancha y con una barba no muy poblada. El Dr. Marcos C. miró al grupo de alumnos y les brindo una cálida sonrisa.

- Buenos días a todos. Ya veo que estamos todos padeciendo esta ola de frío en nuestras propias carnes. Pero no se preocupen que aquí dentro tenemos un buen sistema de calefacción. Así que chicos y chicas, siganme - todos los alumnos sonrieron al ofrecimiento que les acababa de hacer el Dr. Marcos.
- Buenos días Dr. Marcos, soy Jose María. El profesor de quimica bioinorgánica. Es un placer poder hablar con usted y que nos haya recibido en sus laboratorios - empezó a decir Jose María mientras le ofrecía su mano al Dr. Marcos, él que no dudo un momento en estrechársela.

Los alumnos empezaron a entrar en el gran hall de los laboratorios siguiendo al Dr. Marcos. Comenzaron a despertar, como lagartos que se han puesto en una buena piedra para que los de el sol. Daban vueltas por el hall mirando las maquetas de cromosomas, moléculas de ADN, virus, y un mar de sustancias y estructuras biológicas.
El Dr. Marcos y el profesor Jose María mantenían una agradable e intensa conversación sobre proteínas e ingeniería de estas mismas.
Tras dar una primera vuelta por la 1ª planta. En la que el Doctor les fue indicando gustosamente como funcionaban los diversos aparatos, que tipos de sustancias sintetizaban, los proyectos en los que estaban trabajando en ese momento. Se encaminaron hacía la 2ª planta.

- Pues vaya mierda de visita, no?? .... yo pensé que habría científicos y gente trabajando en los laboratorio, pero es que resulta que no hay nadie - las quejas de Fran iban dirigidas a su amigo Tomás, el cual no paraba de mirar de un lado para otro.
- La verdad tío es que esto está muy solitario. Imagino que será el día libre de la peña que trabaje aquí.... .... pero si que está siendo un poco coñazo la visita - contestó Tomás con un gesto en la cara de decepción.
- Venga tío, ¿qué te parece si nos vamos por nuestra cuenta? - la pregunta de Fran tomó por sorpresa a Tomás.
- Pero... ¿qué dices tío?... ¿tú estás bien de la cabeza? - 
- Venga joder.... si estos no se pispan de nada. Tú mira el percal... - los dos desviaron la mirada para fijarse en el disgregado grupo - ¿ves que cada uno va a su bola?.... el profe y el doctor ese como se llame, parece que van a enrollarse en cualquier momento de lo intensa y emocionante que tiene que ser la conversación que están teniendo. Y que contar de Javier y Carmencita, discutiendo como siempre - el pequeño discursito de Fran parecía que empezaba a calar a Tomás.
- ¿Pero como hacemos tío? .... ¿desaparecemos así sin más? - Tomás empezaba a ponerse nervioso e intranquilo. En su cabeza no estaba muy bien visto hacer ese tipo de locuras.
- Tú sígueme gilipollas... - dijo Fran mientras tiraba de la manga de la chaqueta de Tomás.

Los dos alumnos agacharon un poquito la cabeza y se desviaron por un pasillo de la izquierda, dejando al grupo que continuara su trayectoria recta.
Fran y Tomás en cuanto doblaron la esquina y estuvieron a una distancia prudente, donde ya no era posible escucharlos hablar, estallaron en un ataque de risa. El nerviosismo y la emoción les hacía no poder parar de reír, y tener incluso que apoyarse en las paredes.

- Joder tío como nos pillen, jajajjaja.... dioss... como me mola hacer este tipo de locuras. Menos mal que no hay nadie trabajando... - la voz de Tomás salía entrecortada por la risa.
- Vamos a echar un vistazo a ver que podemos encontrar por aquí Tomasito.... ¿te imaginas que encontramos una maquina super avanzada, que todo lo que metes lo transforma en oro? - 
- No tío no,.... mejor seria una que te permitiera viajar en el tiempo.... joder.... eso si que sería bueno - 
- No jodas... ¿para que quieres viajar en el tiempo teniendo un montón de oro? - preguntó Fran levantando las manos como si tuviera un montón de lingotes de oro en ellas.

Los dos alumnos no paraban de imaginar cosas que se podían encontrar en los laboratorios mientras caminaban por sus pasillos. A su paso iban tocando todo tipo de aparatos que se encontraban . Intentaban abrir las puertas que les iban apareciendo. Algunas se abrían y echaban un rápido vistazo y otras estaban cerradas.
Pasados unos minutos de trasteo por los largos pasillos de la 2ª planta, fueron a parar al final de uno de éstos. En frente de ellos se encontraron con una doble puerta que parecía un poco más vieja que las otras. Como si condujera a alguna parte en desuso.

- Dioss tíoo!!! ... ¿qué mierdas puedes haber detrás de esta puerta? ..... que emoción joder - la voz de Fran sonaba como la de un niño de 6 años.
- Imagino que conducirá a un laboratorio de esos peligros, sino fíjate en las pegatinas esas de peligro biológico tío... yo creo que no es buena idea entrar - 
- Venga, no me jodas ahora.... si esto seguro que lleva sin utilizarse bastante tiempo.... venga tío, echamos un vistazo rápido y seguimos la ruta, vale?? - terminó diciendo Fran mientras poco a poco iba abriendo la hoja derecha de la puerta.

Ante ellos se encontraron con un corto pasillo de no mas de 6 metros de largo, que desembocaba en otra doble puerta, aun más vieja que la anterior. En el pequeño pasillo había apiladas varias cajas de cartón e instrumental variado del laboratorio. Parecía que ese pequeño pasillo era utilizado para almacenar algunas cosas un pelín antiguas.
La pareja de amigos se encamino lentamente por el pasillo. Sus ojos no paraban de oscilar de un lado a otro. Miraban todas esas cajas apiladas y llenas de polvo. Había incluso un destilador antiguo al que le faltaban las resistencias para calentar el agua.
Tras dar unos paso más llegaron a la puerta. Intentaron abrirla pero comprobaron que estaba cerrada con llave. 

- Bueno tío..... creo que aquí acaba nuestra visita..... podemos dar la vuelta y tirar por donde estaban las oficinas esas - empezó a comentar Tomás a la vez que separaba las palmas de sus manos de la puerta cerrada.

ñiii.... ñiiii.... ñiiii....

- Joder tío, calla un momento.... - dijo Fran mientras acercaba su oído a la puerta.
- ¿Qué haces Fran? - 
- ¿Es que no escuchas ese ruido? .... es como de algún animalito... como de ratas o yo que se... - comentó Fran con la oreja bien pegada a la puerta.
- Tú lo estás flipando.... venga tío, no empieces con esas rayadas que ya sabes que me acojono rápido - 
- Calla ostia!!! - voceo Fran.

Tomás imitó a su amigo y acerco cuidadosamente la oreja a la puerta. Tras escuchar durante unos segundos, separó la oreja e intentó mirar por la pequeña ventana circular que poseía ésta. 

- Mierda tío!!!... tiene como una especie de tela y no puedo ver lo que hay dentro. Pero joder que si se escuchan ruidos tío.... yo me estoy cagando de miedo.... mejor nos piramos y a tomar por culo - dijó Tomás.
- Yo de aquí no me piro sin ver que es lo que hay dentro... pero.... ¿cómo cojones podemos abrir esta puerta? .... a ver... déjame pensar.... - tras terminar la frase, Fran empezó a dar vueltas por el pequeño pasillo buscando algo que le pudiera servir para abrir la puerta. Empezó a mover las cajas y los aparatos que había por el suelo. Tras unas idas y venidas de cajas, salió a relucir un tubo de acero que en uno de sus extremos terminaba en punta. Seguramente estaba destinado a ser clavado en el suelo, para hacer análisis de la tierra.

- ¿En serio vas a intentar abrir la puerta? - la respuesta de Fran no se hizo esperar. Se encaminó con la barra bien sujeta a las manos y colocó la punta entre la abertura de las dos puertas. Tras un pequeño forcejeo la puerta se abrió unos centímetros.

Los dos amigos abrieron la puerta lentamente, como precaución de lo que se pudieran encontrar en su interior. Y no fue para menos.
Antes ellos aparecía una habitación con una gran mesa de metal en su parte central. Acompañada de unas lámparas de gran tamaño, y unos aparatos con pantallas que ahora permanecían apagadas. En su parte izquierda pudieron ver una serie de jaulas apiladas unas encima de otras, formando un muro.

- Dioss que sitio más asqueroso!!!... huele como el piso de Alberto, la habitación esa donde mete los putos animales esos que tiene - empezó a decir Fran mientras no paraba de mirar de un lado a otro.
- Fíjate en todas esas jaulas.... pero esto está muy viejo y en desuso como para meter aquí a los animales, no crees?? - preguntó Tomás.

Avanzaron un poco más en la habitación y se colocaron en frente de las jaulas. La oscuridad de la habitación que no era mucha, pero no permitía ver con claridad que era lo que había en su interior. Se aproximaron a una distancia de 10 centímetros de las jaulas.

- Nose tío... son como.... nose... como perros, no??.... ¿qué me dices Tomasito? - 
- Pero están como enfermos... si te fijas les falta bastante pelo... joder que ascooo..... y que mal huelen los hijos de puta - dijo Tomás mientras miraba fijamente el interior de una de las jaulas.

Fran por ser más valiente acerco las manos a una de las jaulas y empezó a zarandearla poco a poco. En su interior se podía escuchar un pequeño gruñido, procedente de una mata de pelo oscura y con grandes calvas.
Según intensificaba el movimiento de la jaula, el gruñido aumentaba de intensidad y empezaba a cobrar fuerza.

- Tío estate quieto.... que la vamos a liar al fin.... - justo cuando iba a terminar Tomás la frase, uno de los animales se lanzó en un voraz y rápido movimiento a por las manos de Fran. En esa fracción de segundo el animal saco unos afilados dientes con unos grandes colmillos y empezó a morder la parte delantera de la jaula. Su agresividad era incontrolable, se había vuelto loco por momentos.

En un acto reflejo, Fran soltó la jaula que fue a caer al suelo. Empezó a dar pasos hacía atrás hasta que choco con los aparatos que estaban próximos a la mesa central. En el choque todos los monitores cayeron al suelo produciendo un gran estruendo de plástico y cristales rotos.

- Joder tío!!!! joder!!!! ..... ¿qué cojones ha sido eso?.... ¿estás bienn? - la voz de Tomás era de alarma absoluta.

Fran empezó a moverse en el suelo y a apartar con los pies uno de los monitores que le había golpeado en la pierna.

- Tío ayúdame!!! .... dios que daños me he hechoo.... ..... es que esa puta cosa se me ha tirado joder, ¿pero qué mierdas es eso? .... era como una especie de conejo mutante, pero del tamaño de un bóxer - a la vez que gritaba Fran, se llevaba la mano a su tobillo.

En la caída de la jaula al suelo, ésta se había abierto y su inquilino había salido fuera. Se empezaron a escuchar unos ruidos entre las estanterías de las paredes y por debajo de la mesa central. Como de un animal que se mueve rápidamente. El resto de conejos mutantes empezaron a moverse nerviosamente, sacudiendo sus jaulas en un baile primitivo.

- Venga Fran, vayámonos de aquí ahora mismo - dijo Tomás a la vez que tendía una mano para que su amigo pudiera levantarse. A duras penas y apoyándose en los hombros de su amigo Tomás, pudieron empezar a andar.
- Me cago en la puta!!!!... está suelta la bestia esa!!!!.... venga tíooo vámonos cagando leches - dijo Fran con voz desquiciada.

Los dos amigos salieron corriendo del pequeño laboratorio. Tomás llevaba en sus hombros uno de los brazos de Fran, para que su amigo pudiera caminar mejor.
Salieron de la segunda puerta y vislumbraron el pasillo que conducía a su ansiada medio libertad.
Pero en un momento de silencio se escuchó un gran estruendo en el pequeño laboratorio. Con la agitación, el nerviosismo de los conejos mutantes y el faltar una jaula, que había desestabilizado un poco la estructura de la rimera de jaulas. Todas, habían caído al suelo dejando escapar a sus huéspedes...  


sábado, 21 de abril de 2012

5ª Capítulo.

- Doctor Marcos!!!! ..... como me alegro de verle... joder... que si me alegro de verle - la alegría que estaba viviendo Soraya era más que evidente. Sus grandes ojos azules estaban abiertos en su máxima expresión. Lo que parecía no haberse dado cuenta de la pistola que llevaba en la mano el Dr. Marcos C.
- Buenas Dra. Soraya, yo también me alegro de verla..... Esta usted tan guapa como siempre - la respuesta del Dr. Marcos no se hizo esperar.

Mientras el Dr. y la Dra. se daban un cálido y amigable saludo verbal, Roberto no podía salir de su asombro.

- Pero que buenas ni que cojones!!!... no ves que este hijo de mil madres lleva una pistola en su puta mano.... Soraya fijate bienn!!! - gritaba el Dr. Roberto a la vez que se acercaba al Dr. Marcos.
- Dr. Marcos ¿por qué nos está apuntando con un arma? ..... ¿verdad que está usted buscando al asesino de Chema? - las suplicas de Soraya eran acompañadas de unas redondas y brillantes gotas de lágrima que empezaban a nacer en los bordes de sus ojos.
- Pendejo le aconsejo que deje el arma ahora mismo en el suelo si no quiere que le parta su cara... - empezó a decir Roberto mientras se acercaba peligrosamente al Dr. Marcos.

Desde su privilegiada posición que le confería su 1,90m de estatura y sus anchas espaldas. El Dr. Marcos retiró rápidamente el brazo, levantándolo a la vez, y en una décima de segundo propino un sorprendente golpe con la culata de la pistola en la cabeza de Roberto. Pumm!!!
Roberto callo al suelo amortiguando la caída con sus manos. Empezó a retroceder arrastrándose por el suelo como una rata que huye de un gato que acaba de ofrecerle uno de sus mejores zarpazos. 
De la ceja izquierda de Roberto empezó a brotar primero un hilillo de sangre, que bajaba por el rostro de Roberto goteando por su barbilla. Pasados unos segundos el pequeño hilo de sangre se convirtió en un pequeño pero continuo caudal de sangre.

- Dr!!!!!!! es que se ha vuelto usted locoo!!!!..... ¿por qué acaba de pegar así el Dr. Roberto? - la voz de asombro y sorpresa de la Dra. era acompañada de un movimiento instintivo de sus manos a la cabeza.
- Dígale a su amiguito que se esté quieto y así no tendré que volver a sacudir su dura cabeza - la voz del Dr. Marcos tomaba un tono casi de enfado.
- ¿Roberto estás bien?... déjame ver esa herida - decía la Dra. Soraya mientras se acercaba a Roberto que continuaba echo un ovillo en la esquina de su propio despacho.
- Déjame Soraya!!..... maldito hijo de puta que sos Doctor de mierda.... a ver si te atreves a tirar tu pistolita y enfrentarte a mi cara a cara.... ¿qué me dices a eso?.... ..... vamos, responde!!! - las voces de Roberto eran de una ira increible. Su cara se había puesto de un color rojo igual que el de la sangre que brotaba de su herida.

El Dr. Marcos dio unos paso para su derecha,y en un elegante movimiento dio un manotazo a la puerta del despacho que se cerro con un clip!!! final.

- ¿Pero qué es lo que está pasando aquí Dr.??..... es que no entiendo nada.... Joder... usted....Chema.... .... la pistola..... ahora Roberto.... ..... creo que me va a dar un ataque a este paso - los labios de Soraya no paraban de temblar mientras pronunciaba estas palabras. 
- Yo te voy a decir lo que es esto!!!... esto es una mierdaa!!!! - empezó a gritar Roberto mientras no apartaba su colérica vista de los ojos marrones del Dr. Marcos.
- Esto es ciencia mi querido amigo. Ciencia en su máximo esplendor - la voz del Dr. Marcos sonaba tranquila y segura de si misma.
- Déjenme que les muestre algo Doctores - dijo el Dr. mientras abría tranquilamente la puerta. Dio un par de paso para asomar su cabeza por el marco de la puerta y empezó a silbar fshhh, fshhh....

Pasados unos 10 segundos se empezó a escuchar en la lejanía unos golpes que no se distinguían muy bien de donde provenían. Los golpes comenzaron a hacerse más fuertes. Ahora eran unos golpes metálicos como de algo que está golpeando las escaleras metálicas. El sonido cada vez se intensificaba más y más.
Los Doctores Roberto y Soraya se miraron el uno al otro con cara de no entender muy bien lo que estaba pasando. La sangre de Roberto había dejado de brotar y ahora era una especie de marca roja que atravesaba su cara de Norte a Sur.
Pum!!! Pum!!! Pum!!!....  El sonido era cada vez más cercano y a medida que se acerca empezaba a distinguirse un sonido rítmico que producía, como de pisadas. Parecía retumbar todo el edificio a medida que los pasos empezaba a encaminarse por el pasillo de la 3ª planta, que era donde tenia el despacho el Dr. Roberto.

-¿Qué cojones es eso? - pregunto Roberto con cara de interrogante.

Antes de que nadie pudiera responder a su pregunta, apareció por el marco de la puerta una bestia que mediría aproximadamente 1,80m. Tenía una cara que era bastante familiar, pero ahora su cara lucia una doble fila de grandes y mugrientos dientes que no paraban de producir una densa y asquerosa saliva. Su pelaje era medio rojizo en las partes donde aun le quedaba. Donde no había ese pelo rojizo podía verse el nacimiento de unos potentes músculos. Su espalda podría llegar a medir 1,5m. de ancha perfectamente, encorvada hacia delante. El recorrido de sus musculosos brazos desembocaba en unas manos negras, grandes y que poseían unas garras afiladas. La bestia se aposentaba sobre unos pies enormes, que tenían una capa de pelo rojizo en la parte superior y unas garras aun más largas que la de las manos. Sus patas eran dos auténticos postes capaces de mantener el increíble peso de aquella bestia, y encima hacerla correr como el diablo.

- Dioss!!!! .... pero .... pero .... - la voz de Roberto parecía que se la había llevado el viento. Su boca oscilaba arriba y abajo pero sin llegar a articular ni una sola palabra inteligible. 
- Tranquilos chicos, tranquilos... no os va a hacer nada esta preciosidad a no ser que yo se lo ordene - comentó el Dr. mientras con su mano izquierda empezó a acariciar la cabeza de la bestia.
La bestia empezó a hacer un movimiento al unísono que el Dr. la acariciaba. Como si estuviera disfrutando de esa cálida muestra de afecto.

- Por cierto. Se llama Columbus.... ..... como mi primer apellido - anunció el Dr. Marcos C. mientras no apartaba la vista de Columbus. La miraba como cuando una madre se arrodilla delante del carricoche de su hijo y empieza a mirarlo con esa ternura entrañable. Porque eso que está mirando forma parte de ella, es parte de su creación.
- Pues ya que tengo un maravilloso público creo que se merecen una pequeña explicación de donde ha salido mi querida mascota - empezó a decir el Dr. Marco mientras dejaba de acariciar a Colombus y dejaba libre esa mano para poder gesticular.
- Mi querida Dra. Soraya. Le voy a contar esto porque se que la va a gustar mis últimos avances... - según empezaba a hablar el Dr. Marcos, Soraya le interrumpió.
- Pero no entiendo... ¿este experimento de donde sale? ..... ¿salió algo mal cuando hicimos la inserción de genes?.... joder.... no tendríamos que haberla hecho - lo lamentos de Soraya sonaban con la más absoluta sinceridad.
- Querida Dra. Soraya déjeme que la explique. Esto que esta usted contemplando no tiene nada que ver con nuestros pequeños trabajos con plantas. Pero... ¿para qué trabajar con plantas pudiendo trabajar con animales?... .... le puedo asegurar que los resultados son mucho más satisfactorios y visibles en animales. Sino, compruébelo usted misma - continuó su discurso el Doctor mientras señalaba con su mano a Colombus. La bestia parecía estar tranquila. Su respiración era fuerte pero lenta. Era como si estuviera en un estado de inconsciencia.

El Dr. Marcos C. volvió su mirada a los Doctores que permanecían agazapados en el suelo y continuó.

- Estoy harto de nuestros reducidos presupuestos, estoy harto de esta puta crisis. Como va a avanzar un país si sólo hacen que putearnos a los investigadores. La sociedad necesita progreso, y ese progreso viene en gran parte de la ciencia, de la investigación, de muchas y duras horas que se tiran personas rebanándose los sesos para intentar sacar algo bueno. Pero claro.... a los políticos eso les da igual... que se joda la ciencia es lo que ellos dicen - el tono de voz del Dr. Marcos empezaba a aumentar lentamente. Colombus a su lado comenzaba poco a poco a acelerar su respiración. Como si estuvieran interconectados.
- ¿Pero como ha podido hacer una cosa así? .... ¿en qué parte del edificio?... - las preguntas de Soraya hicieron una cierta pausa en el discurso del Dr. Marcos, pero este continuó hablando.
- Visto nuestro limitado presupuesto tuve que empezar a trabajar con animales. Sabía que si seguía nuestra investigación con plantas nos quedaríamos sin dinero. Son demasiado lentas, necesitan más tiempo que un animal en expresar el fenotipo que produce su genotipo. En cambio, con los animales es mucho mejor. Joder que si es mejor... es que no te imaginas lo que se puede llegar a hacer - hablaba el Dr. Marcos C. mientras no paraba de gesticular con sus grandes manos.
- Por ejemplo este ejemplar que tengo aquí a mi izquierda es un orangután... sisi... el que trajeron el otro día. Pues tras un poco de ingeniería genética he conseguido ésto. Más fuerza, más agilidad, más obediencia, y lo que es mejor. Es capaz de pensar casi como un humano. Pero hay más, tengo varios conejos mutantes que mantengo aun en pruebas, aunque apuntan bien alto los jodios, jajajjaja - las risas del Dr. Marcos retumbaban en el pequeño despacho.
- Está usted completamente loco.... se acaba de saltar todos los protocolos que existen en ingeniería genética. Todo esto es ilegal y sumamente peligroso - la voz de ira de Soraya hacía poner su cara de un rojo intenso.

Mientras la Dra. Soraya hablaba empezó a sonar el teléfono móvil del Dr. Marcos. En un rápido movimiento el Dr. introdujo la mano en el bolsillo izquierdo de su bata y extrajo el móvil, miró la pantalla y se lo llevo a la oreja.

- Síi??.... ......sisi, soy yo, el Dr. Marcos ...... ......... valee, me parece perfecto.... ......... ........no importa que sea Sábado. Los Sábados también abrimos el laboratorio..... ..... no no... no hay ningún problema..... ...... ...... no hay de que...... ........ ........ pues nos vemos mañana sin falta..... hasta mañana ....... ......... naa naa, gracias a usted por venir.. - terminó la frase el Dr. Marcos, apagó el móvil y lo introdujo de nuevo en el bolsillo de su bata.



*******


- A ver señores, acabo de estar hablando con el Dr. Marcos de los Laboratorios Rupert y me ha confirmado la visita para mañana. Así que ya sabéis, nos vemos a las 9:30 en la entrada del Laboratorio - informó el profesor Jose María a su reducido grupo de alumnos.
- Pero profesor. Mañana es Sábado y no se... pero no podríamos poner la visita al laboratorio otro día - pregunto Santi, uno de los 6 alumnos que poseía la asignatura optativa de Química Bioinorgánica.
- Señor Moreno. Ya se que mañana es Sábado y que seguramente usted saldrá esta noche a emborracharse como suele hacer todos los fines de semana. Eso a mi me trae sin cuidado. Yo lo único que quiero es verle mañana puntual en la puerta de los laboratorios. Es una visita que gustosamente nos han facilitado el amable Dr. Marcos, y de la cual vamos a aprender bastante. Eso se lo puedo asegurar.

Los alumnos de la clase empezaron a mirarse unos a otros. Empezaron a resoplar y a producir un zumbido en el aire como moscas,y a cotillear unos con otros. Estaba claro que todos deseaban ir a ver los famosos Laboratorios Rupert, pero un Sábado no es que fuera el día más indicado. Pero bueno...

- Bueno cariño, pues al final no podremos quedar con Carlos para ir a la fiesta de disfraces, la verdad es que es una pena porque tenía un montón de ganas de ir - empezó a decir Javier en un tono de bastante confidencialidad mientras cogía de la mano a su querida novia Carmen.
- Joder tío, si seguro que con lo marchoso que tú eres te alegras un montón de que no podamos ir a la fiesta - las críticas de Carmen hacían mella en el pobre corazón de Javier.
- Venga tía, creo que ya hemos hablado suficiente ese tema. No empieces otra vez por favor... ya discutimos demasiado ayer por la tarde - la voz de Javier era un un susurro que recorría el pequeño espacio que separaba su boca y el oído de Carmen.

Los alumnos seguían con su revuelo mientras empezaban a recoger los libros, apuntes y demás útiles para asistir a una clase universitaria.

- Vaya mierda de asignatura, encima que sólo vienen dos tías y una de ellas está cogida, joder que suerte tenemos tío - empezó a relatarle Fran a su fiel amigo Tomás.
- Eso te pasa tío por apuntarte a una asignatura por el simple echo de ligar con las tías. Pero por lo menos Paula está bastante buena, y tiene buena delantera.
- Venga, no me jodas Tomasito. Si es una auténtica rata de laboratorio.... mírala con esos gafones.... seguro que si se los quita no ve un burro a dos pasos, jjajajaja - las carcajadas de Fran hicieron mella en Tomás que miro con un poco de rabia a su amigo.
- Pues a mi me gusta, que quieres que te diga - dijo Tomás en defensa de Paula.
- Tú eres tonto hijo mio... pero vamos, si a ti te gustan las ratas de laboratorio, por mi no hay problema - 
- No la llames así tío - 
- Venga Tomasito, cállate y vayámonos de aquí a tomar por culo ya - finalizó Fran mientras terminaba de apilar sus apuntes de mala manera en su mochila.

Los alumnos comenzaron a salir por la gran puerta del aula. Bajaban las escaleras del aula apresuradamente mientras charlaban unos con otros.

- Ya sabéis chicos. Mañana sin falta a las 9:30 en la puerta de los Laboratorios Rupert. Se que no es el mejor día para ir, pero ya verán como se alegran de la visita.

Javier y Carmen se encaminaron por el pasillo de la Facultad de Biología a un buen ritmo. La noche ya había caído en la ciudad de Salamanca. Los coches transitaban las calles con su faros encendidos. Los alumnos caminaban por las calles con bolsas blancas que contenían las bebidas para los botellones. La luna se posicionaba en lo más alto del firmamento para tener una vista privilegiada de la ciudad de Salamanca, y desde allí poder contemplar los extraños sucesos que se producían...





miércoles, 18 de abril de 2012

4ª Capítulo.

El sonido del pasillo del sótano hizo poner en alerta todos los sentidos que poseía. Sus grandes ojos parpadearon un par de veces, dejando gotear un fluido viscos que fue a acompañar al charco que estaba en el suelo. "Que ha sido ese sonido... espera... no te excites... es preferible pasar desapercibido..." Los pensamiento de "la cosa" retumbaban en su cabeza. Oscilaban a una velocidad vertiginosa, nunca antes había podido pensar así de rápido. "Joder.... pobre hombre... no era mi intención destrozarlo pero es que no puedo resistir mis instintos... es culpa suya... yo no le hice nada... él me provocó". Mientras "la cosa" pensaba todo esto, se encaminaba lentamente por el pasillo del sótano. Sus pasos no resultaban del todo sincronizados, y en alguna ocasión sentía un pequeño dolor en las garras de las potentes patas. "Me siento fuerte... joder que si... ...esto es increíble... ....pero noto que aun me cuesta andar". Siguió caminando por el pasillo hasta llegar a las escaleras de acceso de la planta baja. Antes sólo había bajado escaleras. Tocaba la prueba de subirlas con ese nuevo cuerpo, esas garras que eran a la vez mortales y a la vez un pequeño estorbo. Pero en estos momentos las cosas mortales no sobraban. "Tengo hambre... dioss... no consigo sacarme esa sensación de la cabeza... no es hambre... ...si... ....no... ... es sed de sangre".
En lo que "la cosa" pensaba que le iba a costar más subir las escaleras, dio dos saltos y empezó a ascender por los escalones a una velocidad asombrosa. A su paso iba dejando la marca de sus grandes garras en el metal de las escaleras. Eran unas escaleras resistentes, pero no estaban preparadas para tanto odio.



********



- Roberto esto es un desastre... nose que es lo que está pasando - empezó a decir Soraya mientras rompía en llanto.
- Venga, venga... no es para ponerse así, vos tenés que pensar que el doctor estará en alguno de los laboratorios. Ya sabés lo que le gusta laburar hasta tarde - las palabras de consolación de Roberto parecía que no surtían mucho efecto en Soraya.
- Joder tío... - dijo Soraya con la cara bañada en lágrimas. Lágrimas que bordeaban las marcas de sangre reseca en su descenso por la tersa piel de Soraya. - tenemos que encontrar al Dr. sea como sea. Imagínate que le ha pasado algo, sniff... snifff... .... no me lo podría perdonar por nada del mundo - el llanto de la Dra. empezaba a remitir dejando que sus palabras fueran más inteligibles poco a poco.
- Creo que deberíamos llamar a la pasma ¿qué te parece Sorayita? - preguntó Roberto.
- Nose Roberto. ¿ Y que le vamos a contar?... que una máquina de escribir voladora me ha atacado... ...yo creo que mejor buscamos por nuestra cuenta - finalizó Soraya dejando el extintor en el suelo.

Los Doctores salieron al unísono del pequeño y medio destrozado despacho del Dr. Marcos. Se dirigieron por el largo pasillo de la 4ª planta. En la mente de Soraya pasaban preguntas de un lado a otro. Buscando respuestas en una maraña de palabras sin sentido. En un caldo oscuro. ¿Dónde estaba el Dr.? ... ¿Qué habían sido esos gruñidos?... y la pregunta que encabezaba la carrera de todo ese tinglado... ¿quién había tirado una máquina de escribir contra ella?.... Todas estas preguntas daban vueltas como un tío vivo que parecía no tener ninguna intención de detenerse.

- ¿Y no queda nadie en el edificio?... se que es tarde, pero normalmente alguien suele quedar ¿no Sorayita? - las preguntas de Roberto no se sabía si iban encaminadas a preguntar algo o en cambio era para sacar tema de conversación a la Dra., y distraerla por un rato.
- Joder Roberto. No me gusta que me llames Sorayita. Nose las veces que te lo habré dicho..... ..... ahora que lo dices. No es plan de recorrernos todo el edificio en busca de algún compañero. Pero el que seguro que si está es Chema el de mantenimiento - contestó la Dra. Soraya a medida que avanzaban por el pasillo de la 4ª planta en dirección a las escaleras de acceso.
- ¿Qué Chema?... el viejo borrachillo que va siempre con ese traje azul oscuro y una cerveza en la mano... ....menudo personaje - la voz de Roberto terminó con un resoplido y seguidamente se mordió el labio inferior.

Mientras mantenían la conversación llegaron al descansillo. Donde están las escaleras de acceso y el ascensor.

- ¿Escaleras o ascensor? - preguntó animadamente Roberto.
- ¿Me tomas el pelo?.... esta claro que escaleras - contestó Soraya mientras se encaminaba hacia los primeros escalones.

Pinn!!! sonó el ascensor que acababa de detenerse en la 4ª planta.

- Tarde Sorayita... yo estando aquí el ascensor no pienso bajar escaleras, jajajjaa - las carcajadas de Roberto hicieron eco en el hueco de las escaleras.
- Venga vamos, por donde tú quieras pesao - la voz de Soraya sonaba medio divertida.

Tras pasar unos segundos después del pitido del ascensor, comenzaron a abrirse las puertas lateralmente y los Doctores entraron.

Unos minutos más tarde se volvía a escuchar el Pinn!!! del ascensor llegando al sótano. Las puertas se abrieron lentamente, y del interior del ascensor salió una ráfaga de luz que iluminaba la oscuridad del sótano.

- ¿Esta es la cueva del Chemita? ... viendo su carácter... no es para menos - Roberto hablaba mientras salia a la vez que Soraya del ascensor.
Las puertas se cerraron a su espalda. Y el último suspiro de luz desapareció.

- Ten cuidado donde pisas. A saber que nos podemos encontrar aquí - advirtió Roberto mientras emprendían su marcha a través de la oscuridad del sótano.
- La verdad es que este sitio está super descuidado... fijate... la mayoría de las tuberías tienen goteras... y joder... si es que faltan la mitad de los fluorescentes. Yo.... ..... no podría vivir aquí - las quejas de Soraya se perdían por el fondo de la galería, yendo a parar a la penumbra.

Avanzados unos metros, los Doctores caminaban lentamente mirando de un lado a otro. Roberto no paraba de señalar los desperfectos que se encontraba con su distraída vista. Cada desperfecto que señalaba era acompañado de un puff..., y de un pensamiento "joder vaya mierda de cueva que se gastan por aquí a bajo, menos mal que yo tengo mi querido despacho, hay españoles que nunca los entenderé".

- Chema chema chemitaa!!!.... abueleteee!!!.... ¿ya estás durmiendo la cogorza en alguna esquina? - el tarareo de Roberto producía un eco rítmico en las paredes de la galería.
- Dioss Roberto... .... siempre tienes que estar con tus tonterías... ...lo mejor es que muestres un poco de respeto por los demás. Y más por este hombre, que es capaz de cualquier cosa como te escuche - los regaños de Soraya parecía que entraban por un oído de Roberto y salían por el otro.
- Alaaa... ... si tengo una gran cerveza en mi mano!!!! .... ¿Chemita no te apetece venir a tomártela? - las burlas de Roberto se producían a medida que avanzaban por la galería.

Cuando iban por la mitad de la galería del sótano, pudieron ver que una de las puertas estaba abierta. En su interior estaban reunidas la oscuridad, la soledad y la muerte. Pero ellos eso no lo sabían.
Se encaminaron cuidadosamente hacía la puerta abierta y el primero en entrar fue Roberto. Agudizó su vista para poder vislumbrar lo que había en su interior. Estaba demasiado oscuro para poder apreciar nada, para desvelar el pastel se necesitaría por lo menos encender una vela.

- Joder tía, nose ve un carajo... ¿Chemita, estás por aquí dormido? .... creo que lo acabo de ver durmiendo la mona - dijo Roberto mientras se encamina a una parte oscura de la habitación, donde parecía distinguirse a Chema.

Roberto desde su posición vio el brazo de Chema tumbado en el suelo. Él sin pensarlo dos veces se dirigió hacía él pensando que Chema estaba durmiendo en el suelo.
Cuando estaba a la altura del brazo se agachó para intentar despertar a Chema en la casi completa oscuridad.

- Dioossss joderrr.... ..... esto es un putoo brazooo!!!! ..... pero .... pero .... joder ... joder... que ascooo!!!! - las palabras de Roberto hicieron que la Dra. Soraya mirara rápidamente hacia donde estaba Roberto. Para su sorpresa, el Dr. tenía sujeta de su mano un brazo. Como cuando un pescador expone la mejor captura de la tarde pendiente de un sedal, con una gran sonrisa en su cara. Pero la cara de Roberto no dibujaba la más mínima sonrisa. Su boca estaba tan abierta como las últimas bocanadas que dio el pez cuando lo sacaron del agua.

Roberto en un rápido movimiento tiró el brazo de Chema contra una de las paredes y sin pensarlo dos veces salió corriendo, con tan mala suerte que fue a tropezar con la pierna de Chema que estaba por allí tirada. En la caída por su mente pasaban pensamiento "que ostia me voy a meter contra el suelo". Pero no, su caída fue amortiguada por el tórax abierto de Chema. Su cara se incrusto en todo lo que parecía ser un fluido viscoso, cálido y con un olor que se metía por la nariz y se quedaba estacionado en los pulmones.

Soraya empezó a ponerse muy nerviosa. Sus ojos no llegaba a contemplar muy bien toda la escena. La habitación estaba demasiado oscura para poder ver con claridad que es lo que estaba pasado.

- Roberto!!! ..... joder tío.... ¿qué narices está pasando? ..... ¿qué es eso de un brazo? - las preguntas de Soraya llevaban el ritmo de una metralleta en plena Segunda Guerra Mundial.
Mientras hacía uso de la batería de pregunta empezó a tantear por las paredes próximas al marco de la puerta, hasta que dio con un interruptor, un interruptor que era posible que no funcionara.

Clip!!!

La luz se hizo. Ante ella se abría una de las visiones más devastadoras que se podía imaginar. La habitación había pasado de ser un cubículo con unas baldas en las paredes de piedra, a ser un auténtico matadero.
Los pedazos de Chema estaban repartidos por todas partes. Había un gran charco de sangre que era acompañado en su exterior por sucesivas gotas y pequeños pedazos de carne. Las piernas de Chema estaban colocadas al boleo por el suelo. Una de ellas era incluso más larga que la otra pierna. Justo encima del charco de sangre estaba el cuerpo de Chema, y tirando encima del cuerpo de Chema estaba Roberto. La cabeza de Roberto desaparecía en el interior de Chema. Como cual zombie hambriento devora a su presa.

En un acto reflejo y sin pensarlo dos veces. Soraya se abalanzó sobre Roberto y lo cogió por su mano. Dio un tirón fuerte de él y lo saco del interior de Chema. La cara de Roberto estaba cubierta de sangre por todos lados. Estaba completamente empapada en sangre y pequeños pedazo de carne.
Roberto se llevó su otra mano a la cara y se limpió los ojos para poder ver que es lo que estaba pasando. Casi era mejor que se hubiera quedado con los ojos cerrados.

- Dioss!!!! ¿qué cojones es estoo? - el grito de Roberto le produjo un pitido en el oído a Soraya que ladeo instintivamente un poco la cabeza.
- Es... es... ... es ¿es Chema, nooo? - Soraya estaba a punto de sufrir un ataque de pánico mientras no quitaba la vista del cuerpo despedazado del pobre Chema.
- Venga... vayámonos!!!! ..... tenemos que llamar a la policia!!!! - Roberto no paraba de gritar mientras tiraba de la mano de Soraya.

Los Doctores salieron corriendo de la habitación de la galería y se encaminaron por el pasillo a una velocidad vertiginosa. Esta vez no había tiempo para esperar a que el ascensor abriera sus puerta. Así que sin pensarlo dos veces se dirigieron por las abolladas escaleras de metal.
Subieron a la planta baja. La planta que comunicaba con la salida. En esta planta había un gran hall donde se disponía de forma circular justo en el medio una mesa de recepción que ahora permanecía vacía. Colindante a esta mesa se podía encontrar diversas maquetas sobre moléculas de ADN, un cromosoma que medía más de 1 metro de altura el cual estaba custodiado por varios maceteros de plantas exóticas, y justo en frente de la mesa de recepción estaba la puerta de acceso al edificio. Estaba compuesta por una gran cristalera que dejaba pasar los rayos de sol los días que hacía bueno. Pero parece ser que ese día no era bueno.

Tras intentar abrir la puerta de acceso a la calle y salir corriendo, pudieron comprobar que ésta estaba totalmente cerrada. Desde el interior podían ver como las farolas iluminaban el asfalto de las calles y las aceras ahora vacías de estudiantes y profesores. Estaban encerrados como ratones de laboratorio.

- Veo Sorayita que hoy es nuestro día de suerte... - Roberto iba recuperando poco a poco el sentido del humor.
- Tenemos que llamar a la policía ya mismo, no podemos esperar Roberto.... Joder, que Chema está muerto y destrozado en el sótano - a la que no le había vuelto el humor era a Soraya que aun estaba sufriendo un ataque de histeria.
- En mi despacho tengo mi celular.... ..... podemos subir y llamar a la policía - empezó a decir Roberto mientras tironeaba de la mano de Soraya.
- Venga!!!! - finalizó Soraya.

Se encaminaron a pasos agigantados hacía el despacho de Roberto. Dejando atrás su única via de escape.

Cuando llegaron al despacho de Roberto, éste se dirigió corriendo a la mesa de su escritorio. De un manotazo tiró todos los papeles que tenía encima de la mesa al suelo. Se produjo una pequeña lluvia de documentos que fueron depositándose lentamente en el suelo. Pero debajo de todos los documentos apareció el móvil de Roberto.
Cogió el teléfono con manos temblorosas y empezó a marcar el número de la policía.

- Le aconsejo que no haga eso - Tras escuchar estas palabras. Soraya y Roberto se giraron rápidamente hacia la puerta del despacho. En ella se encontraron al Dr. Marcos C. que empuñaba una pistola Glock del calibre 9...







domingo, 15 de abril de 2012

3ª Capítulo.

La noche estaba haciendo su aparición por cada calle, cada avenida, cada pequeño recoveco de la ciudad de Salamanca. La claridad natural del día dejaba paso a la luz artificial que producía las tiesas y paradas farolas. El mar de luces amarillas por un lado y rojas por otro empezaban a deambular entre los edificios. La lluvia daba una tregua a la ciudad.
Mientras... en los Laboratorios cercanos al Campus Unamuno estaba sucediendo algo fuera de lo normal. Es como cuando pasas por delante de una casa donde se está celebrando una fiesta. Eres ajeno a esa fiesta. Lo que pasa en el interior de la fiesta y lo que pasa fuera, no tienen nada que ver. Pues lo mismo pasaba en los Laboratorios. Los estudiantes tardíos que abandonaban apresuradamente las bibliotecas con un nudo en el estomago por el hambre producida por una tarde de estudios, no eran conscientes de lo que estaba pasando en el interior del edificio.

Tras pasar por suministros, la Dra. Soraya y Roberto se encaminaron lentamente por el pasillo de la 3ª planta en dirección a la escalera de acceso. A Roberto esto de andar haciéndose el heroe no le agradaba mucho. En su mente guardaba los recuerdos de las incontables películas que había visto, donde los heroes siempre terminaban mal. Eso de la curiosidad mato al gato era algo que en su país se decía con bastante frecuencia. Sobretodo las personas mayores.

Caminaban muy próximos el uno al otro. Él, por parecerle más práctico, había cogido del almacén de suministros un tubo de acero macizo que se utilizaba para sujetar grandes embudos. Era como una especie de bastón metálico de unos 3 centímetros de diámetro y poco más de un metro de largo.
En cambio Soraya se había decantado por un extintor que llevaba en su mano derecha. Y en su bolsillo había introducido unas tijeras.

- ¿Tú crees que esto es necesario? - preguntó Roberto mientras caminaban por el pasillo.
- Cuando te pase una máquina de escribir a escasos centímetros de tu cara y escuches unos gruñidos como los que he escuchado yo, me vas a dar la razón -
- Es que nose... ¿no sería mejor salir del edificio y llamar a la policía? - la pregunta de Roberto sonaba como una súplica.
-Mira Roberto... Si tu quieres marcharte, ya sabes. Hay están las escaleras. Pero yo por lo menos pienso subir al despacho del Dr. Marcos a ver que es lo que ha pasado. Necesito ver si está bien el Dr. - la voz de Soraya empezo a tomar un tono de enfado.

Siguieron caminando hasta que llegaron a las escaleras de acceso. Soraya dedicó una mirada a los ojos de Roberto esperando una respuesta.
Roberto agacho la cabeza, espero un par de segundo y volvió a levantarla.

- Es la última vez que me metes en un lío - informó no muy seguro de si mismo.
- Eres un sol Roberto, si sólo será un momento - termino de decir estas palabras Soraya y se encaminaron por las escaleras en dirección a la 4ª planta.

Subidas las escaleras de acceso y atravesado el largo pasillo de la 4ª planta llegaron a la puerta del Dr. Marcos. La tensión podía respirarse en el ambiente. Roberto estaba agazapado con la barra de acero bien agarrada, esperando a no sabe que. Pensando, que quizás todo esto sea una broma que le estén gastando los Doctores, una broma de mal gusto por supuesto. En su cara de vez en cuando se dibuja una tímida sonrisa esperando a que salga el Dr. y diga.... buuuuu
En cambio en la cara de Soraya no se dibuja la más mínima sonrisa. Sus colorados labios marcan un perfil tan fino como un hilo bien tensado. En sus delicadas manos llevan bien agarrado el extintor, esperando pacientemente.

- Las damas primero - suelta como quien no quiere la cosa Roberto.

Soraya giró la cara y miro fijamente a Roberto a los ojos. Éste esquivó la mirada de Soraya y tragó un poco de saliva. Así que decidió estarse callado.

- A la de tres entramos despacio en el despacho del Dr.... Seguramente lo que sea que me ha atacado antes, estará en el dormitorio - informa Soraya mientras empieza a dar los primeros pasos.

Tras asomar lentamente la cabeza por un lateral de la puerta. Pudieron comprobar que no había nada fuera de lo normal. Excepto el mar de cristales que inunda el suelo y la máquina de escribir que permanece inmóvil.
Entraron en el despacho en el más absoluto silencio. La puerta de la habitaciòn estaba a escasos 2 metros de ellos. Su vidriera estaba totalmente destrozada.
En el ambiente sólo se podía percibir el sonido que producen los cristales al ser pisados. Los Doctores se acercan poco a poco a la puerta de la habitación. Iban agachados y en el más absoluto silencio. Roberto notaba como su respiración empezaba a agitarse, sus manos le sudaban y hacian resbalar la barra de acero. Por lo que apretó más fuerte sus manos para que ésta no escapara.

Cuando estaban a escaso medio metro de la puerta. Roberto se levantó de repente y miró por la apertura que tenía la vidriera.

- ¿Qué haces locooo?? - gritó Soraya desde el suelo mientras tironea de la bata de Roberto.
- Cucu Doctorrr!!!! - empezo a tararear Roberto con la barra bien agarrada entre sus manos.

Pasados unos segundos y comprobado que no salían más objetos de la habitación del Dr. Marcos, Soraya empezó a levantarse poco a poco.

- Aquí no hay nadie Sorayita, creo que tu ogro se ha marchado a otra cueva - la voz de Roberto sonaba burlona en los oidos de Soraya.
- A ver... quita de en medio y déjame mirar -
- Joder... ¿ y dónde cojones está el doctor? - Soraya soltó la pregunta al aire.


*******


Unos metros más abajo. En el sótano de los Laboratorios...


- Joder!!!! .... maldita radio... es que no coge ni una puta emisora bien - la voz de Chema, el encargado de mantenimiento retumbaba por toda la oscura galería.

Sentado en su silla mantenía en vilo una pequeña radio con una antena fabricada por él mismo. Se reclinaba en una vieja silla mientras con la otra mano no paraba de comer cacahuetes.
Los zumbidos y la voz entrecortada de la radio no hacían inteligible más de media frase del locutor de turno. Chema, el encargado de mantenimiento empezaba a ponerse furioso. Su colorada, vieja y arrugada cara hacían constancia de ello.
El encargado de mantenimiento estaba pensando en lo bien que le vendría una refrescante cerveza para hacer pasar mejor los cacahuetes por su seca garganta. Ya se sabe, no hay frutos secos sin bebida.
Se levantó distraidamente mientras la silla soltaba un leve crujido. Y empezó a caminar tranquilamente por la galería.

La galería del sótano de los Laboratorios era una zona oscura por la falta de iluminación. Había sido construida con el antiguo edificio que ahora daba lugar a los actuales laboratorios. Cuando decidieron restaurar todo el edificio, habían dejado intacto el sótano por tener buenas paredes, buenos cimientos, un complejo sistema de calefacción y alcantarillado que sería costoso reponer y hacer nuevo. La galería era un pasillo de unos 40 metros de largo. Era flanqueado por varias habitaciones en sus lados. La mayoría llevaban años sin abrirse. A saber que es lo que escondían esas habitaciones. Al final del pasillo había una gran habitación donde estaba el cuarto de calderas, y en el exterior una pequeña mesita con una silla donde solía pasar las aburridas tarde el encargado de mantenimiento. Él y su radio.

Caminados varios metros desde su silla, el único sonido que se escuchaba era el que producían sus botas al rozar contra el suelo y el goteo incesante de algunas tuberías. En sus manos llevaba su fuente inagotable de cacahuetes. Para él era como su mejor amigo. Siempre comiendo cacahuetes.
Tras pasar el encargado de mantenimiento la mitad del pasillo se fijó en que una de las puertas de la izquierda estaba abierta. Una puerta que ni él recordaba cuando fue la última vez que había sido abierta. Lanzó las cascaras de cacahuete que tenía en la mano al suelo y se dirigió a pasos agigantados hacía la puerta.

- ¿Qué cojones hace esta puerta abierta? - empezó a relatar el encargado de mantenimiento.
- Alguna puta máquina que han bajado a buscar estos bata-blanca..... si es que se creen que por que tienen sus carreritas pueden ir dejando abiertas todas las puertas - a medida que hablaba se iba aproximando a la puerta abierta.

Cuando se asomó por fin a la puerta se quedo con la cara petrificada. Entre la oscuridad que habitaba en la habitación podía distinguir una silueta de "algo".

- Chhhsss... chhhsss... tuuu... - empezó a llamar el encargado de mantenimiento mientras de su boca salían las palabras acompañadas de saliba.
- Oyee.... es que no me escuchass.... me cagoo en tooo - la cara del encargado empezaba a ponerse colorada. Chema era famoso en el edificio por sus terribles cabreos cuando alguien tocaba alguna de sus cosas. Era un hombre solitario, irritable, borrachuzo y por eso le gustaba la soledad que le proporcionaba el sótano.

Chema cogió un puñado de sus amados cacahuetes y tras pensárselo dos veces, lanzo los cacachuetes contra "la cosa". Los cacahuetes fueron a parar en el bulto oscuro, con respiración agitada que se escondía en la oscuridad.

- Como me hagas volver a tirarte un puto puñado de cacahuetes te voy a meter una patada en tus partes que te vas a acordar de tu mami - las voces de cabreo empezaban a retumbar en la pequeña y oscura habitación.

De repente "la cosa" se dio la vuelta y miró fijamente a los ojos de Chema, el encargado de mantenimiento. Su corazón quedó paralizado como queda paralizada una autopista en plena operación de salida el 1 de agosto de todos los santos veranos. Por un momento Chema buscó los ojos de la "cosa". Pero esos ojos no eran humanos, no eran normales, no eran de ningún animal que el conociera, ni siquiera de los documentales que solía tragarse por las tardes tirado en su sofá.

- Mee... meee. meee... me cago en la putaa!!!! .... pero será posible lo que estoy viendo - la voz de Chema se asemejaba más a la de un niño cuando acaba de recibir una sorpresa en navidades al abrir el regalo de sus padres, que la de un hombre adulto.
- ¿Y tú que cojones eres?.... si túuu.... ......esperaté aquí un momentito que voy a coger un palo y te voy a dar candela de la buena - advirtió Chema mientras agarraba con fuerza su bolsa de cacahuetes y se daba la vuelta para ir en busca de su escoba.

Según se giró Chema el de mantenimiento para salir por la puerta, se escucho el chirrido que producen unas garras al incrustarse en el suelo. Eses sonido que a mucha gente produce escalofríos. A ese sonido le acompaño otro que era el de una respiración agitada. Una respiración fuerte, como un gruñido de un animal que está enfadado.

Chema al escuchar estos sonidos y ruidos se dio la vuelta rápidamente. Su bolsa de cacahuetes hizo un giro de 180º acompañando a su cuerpo, y éstos fueron a impactar contra la cara de "la cosa" siendo esparcidos por los aires.
Chema y "la cosa" estaba cara a cara. El vaho que producía la respiración del viejo encargado de mantenimiento era acultada rápidamente por la respiración de "la cosa". Cara a cara. Viejo y bestia.
Sus miradas se cruzaban. Era un auténtico desafío. Chema agarraba con fuerza lo que quedaba de su rota bolsa de cacahuetes, cerrando los puños con fuerza. En frente de el "la cosa " abría lentamente sus grandes y negras manos. Enseñando unas garras que bien podían medir 4 ó 5 centímetros de largo.

- Puta bestia.... a mi no viene nadie a joderme a mi casa - la voz de Chema era de auténtica rabia. De una persona no muy equilibrada a la que acaban de tocar su fibra más sensible. Su sótano. Su casa.

En el transcurso de unas décimas de segundo "la cosa" se abalanzó sobre el pobre Chema el encargado de mantenimiento. Los siguientes sonidos que se escucharon fueron los de tejidos desgarrándose, huesos quebrándose como si de endebles ramitas estuviéramos hablando. "La cosa" no paraba de zarandear al pobre Chema. Sus miembros empezaban a volar por toda la habitación como si de una fuente humana se tratase.
Pasados unos minutos. El pobre Chema yacía inerte en el suelo. Había pasado a mejor vida. Por lo menos había muerto en lo que el consideraba su casa. Y lo que es más importante. Luchando por ella.

Se produjo un sonido en el exterior de la habitación, en el pasillo del sótano. "La cosa" giró rápidamente la cabeza y sin pensárselo dos veces salió corriendo dejando a Chema hecho mil pedazos....







miércoles, 11 de abril de 2012

1ª Capítulo.

Era una tarde lluviosa de Abril. El cielo estaba cubierto de densas nubes con una tonalidad oscura, como si al mirarlas de frente, estuvieras mirando a las propias puertas del infierno.

La ciudad de Salamanca era bañada por una fuerte lluvia acompañada de intensos vientos, mientras los ciudadanos corrían de un lado para otro. Los paraguas ondeaban en el aire, se combaban en extrañas posiciones mientras sus dueños hacían todo lo posible para que la madre naturaleza no se los arrebatara de sus frías manos.

El tiempo pasaba y la lluvia no dejaba de caer incesante. El agua rebotaba en los cristales opacos de los laboratorios Rupert. Desde su interior daba una sensación de sacudida de la ira divina (un castigo aún sin cumplir por la humanidad).

En el laboratorio todos estaban en silencio, trabajando en diferentes experimentos. Algunos algo más peligrosos que otros... todo relacionado con genética molecular... la tónica normal de esta clase de laboratorios. Pero en la planta 4ª se estaba llevando a cabo un extraño experimento. Se pretendía por medio de una compleja inserción de genes, la creación de una molécula de ADN que proveyera a un determinado tipo de plantas, la inmunidad frente a una potente cepa de hongos que estaba asolando los diversos campos de Castilla.

El paso de los días era rápido, el presupuesto era limitado, y los resultados eran invisibles. Nada... 
En la 4ª planta los científicos empezaban a ponerse nerviosos, veían como el dinero empezaba a agotarse. Y con la creciente crisis, era más que probable que como ese proyecto quedase paralizado, quizás, pasarían años hasta que se volviera a poner en marcha.

El Dr. Marcos C. era uno de los jefes del grupo de genética molecular de la 4ª planta, un entregado biotecnólogo y Doctor en Ingeniería genética. Le gustaba rodearse de los trabajadores mejor cualificados, y que también supieran llevarse un secreto a la tumba.
Ese día se notaba cierto ajetreo, los científicos corrían de un lado para otro. El Dr. Marcos daba ordenes, tecleaba en su computadora, inspeccionaba muestras, movía matraces, buretas, probetas y un sin fin de aparatos de laboratorio con una maestría absoluta.

Todo estaba preparado, las muestras estaban listas para pasar a la siguiente fase, donde se introducirían en las células vegetales mediante un novedoso, caro y sofisticado sistema. Pero... el presupuesto empezaba a ser escaso. El Dr. Marcos comenzaba a temerse lo peor. Y quizás el TBR nunca llegase a ser completado, por lo que todo el tiempo invertido en lograr conseguir esas muestras sería tirado a la basura. Y para más inri, las muestras tenían una vida bastante corta, por lo que no se las podía almacenar en ningún medio. Debían de ser utilizadas cuanto antes.

- Dr. Marcos acabo de recibir una llamada del CSIC, me temo que no va a gustarle lo que tengo que decirle - le comenta Soraya con un atisbe de tristeza en sus azules ojos.
- Ya se lo que me vas a decir Soraya, pero ésto no nos lo podemos permitir... son .... joder. Son meses de duro trabajo - 
- Esto es una mierda. Ya me dirás tú que narices podemos hacer ahora - la cara del doctor empezaba a ponerse colorada.
- Cálmese doctor. Imagino que habrá alguna forma de solucionar este problema. Algún tipo de financiación privada - comentó Soraya con la intención de calmar al doctor.

El Dr. Marcos comenzó a moverse nervioso por el laboratorio. Iba de un lado para otro. Entraba y salía de su pequeño pero acogedor despacho.
El tiempo se había detenido en la 4ª planta. El mecanismo de los sucesos naturales, había hecho un paréntesis para dar una suculenta bofetada a uno de los proyectos más ambiciosos de la ciudad de Salamanca.

La tormenta seguía azotando las cristaleras. Un atronador estallido del cielo en forma de trueno saco el Dr. Marcos de su locura. Se paro en seco y empezó a pasar los dedos de la mano derecha por su barbilla, acariciando suavemente su barba.... pensando.

- ¿Soraya? - llamo el Doctor.
- Sí, estoy aquí en la zona de secuenciación - contesto Soraya desde la otra punta del laboratorio.
- ¿Puedes dejar lo que estás haciendo y venir? - esta vez sonó como una orden más que como una pregunta.

Soraya soltó la pipeta encima de la mesa y fue al encuentro del Doctor.

- Perdone que no le escuchara. Estoy inmersa en mis pensamiento, y en que nos va a deparar el futuro con este palo que nos acaban de dar. - dijo Soraya mientras mantenía en su mano una pipeta de 10ml.
-Creo que podemos improvisar para la inserción de los genes ¿qué le parece? -
- No sé Doctor... ¿a que se refiere usted con "improvisar"?... ya le recuerdo que para mi es usted uno de los mejores doctores con los que he trabajado, y tengo plena confianza es sus capacidades - le contestó Soraya con una sonrisa en la cara.
- Vamos a subir a laboratorio de la 5ª planta y se lo voy contando por el camino - finalizó mientras dirigía una directa y penetrante mirada a los ojos azules de Soraya.

Se encaminaron por el largo pasillo de la 4ª planta hasta las escaleras de acceso. Subieron de forma sincronizada mientras sus batas blancas e inmaculadas se mecían al unísono.

En la 5ª planta se albergaba lo que había sido un antiguo laboratorio de caracterización de genes y mapas genéticos. Se sacaron varios proyectos y se publicaron interesantes artículos sobre el mapa genético de diversas especies vegetales, como es el cerezo, naranjo, peral, y algunas plantas hortícolas.
Hace un año la concurrencia, alboroto y magia que se albergaba en la 5ª planta era algo  fuera de lo común. Metidos entre 4 paredes con maquinarias de una tecnología muy avanzada, se hacían estudios, análisis... Todo ellos por las mentes más privilegiadas que habían salido de las universidades españolas.
Ahora... ya en desuso, estaba todo tapado y precintado para que no cogiera polvo. Instrumentos y aparatos se apilaban próximos a las paredes. El ambiente era tranquilo, sin nada de ruido.

Durante el trayecto, el Dr. Marcos le iba comentado a la Dra. Soraya la idea que se le estaba pasando por la cabeza. Algo un poco arriesgado. Pero ya se sabe como son los científicos. Cuando llevas varios años trabajando en un proyecto, acaba siendo como algo de tu familia. Un niño mimado, muy mimado.

- Estoy pensado, y espero que esté de acuerdo conmigo. Sino tendré que matarla.... jjajaja... , es broma mujer, no ponga esa cara - la risa del Dr. Marcos salió del interior de su boca y resonó por toda la entrada de la 5ª planta.
- Siempre está usted con ese humor que no sé de dónde lo saca, pero a mi no me hace ninguna gracia - le recrimino amistosamente Soraya.
- Dejándonos de tonterías. Estoy pensando que sería una pena. Que digo una pena. Seria un sacrilegio que se echaran a perder esas muestras de D2T. Es que piense en el trabajo que llevamos invertido, el dinero que se han gastado. Tantas mentes privilegiadas dando forma a nuestro querido proyecto - las palabras del Doctor sonaban con una sinceridad absoluta.
- Lo entiendo, pero... ¿usted cree que con el instrumental que hay en la 5ª planta vamos a poder sustituir al TBR? - la pregunta que acaba de hacer Soraya, era una pregunta un poco absurda, pues ella intuía la respuesta.
- Lo único que tenemos que tener es cuidado con el aislamiento de la molécula de ADN y buscar una forma eficiente para la inserción en las células vegetales - comentó el Doctor.
- Bueno, teniendo en cuenta que la pared celular de las plantas es tan dura, quizás necesitemos algo que pueda penetran entre las proteínas e inserte la molécula en el ADN de la célula - hablaba la Doctora mientras los dos se encaminaban por el pasillo de los laboratorios de la 5ª planta.
- Ya lo tengo... - soltó alegremente el Doctor.
- ¿Una bacteria? -

- No...