domingo, 3 de abril de 2022

2ª Capítulo.

- Doctora. ¿está ya todo preparado?... - preguntó el Dr. Marcos C. mientras echaba un último vistazo al monitor del ordenador.
-En principio parece que todo está en orden. Las muestras que vamos a utilizar son bastante buenas y no debería de darnos problemas - contesto la Dra. a la vez que colocaba unas muestras sobre la mesa.

El tiempo pasaba lentamente mientras los Doctores trabajaban meticulosamente en el olvidado laboratorio.
El Dr. terminaba de teclear en su computadora la fórmula exacta que debían de administrar para que todo saliera a pedir de boca. Silencio, tranquilidad... era lo que se estaba respirando en esos momentos en la 5ª planta.

- Dra. esta es la parte más complicada. Necesitamos aislar e inocular el fragmento exacto de ADN a nuestra querida muestra de D2T - comentó seriamente el Dr.
- Si el programa informático no falla, la secuencia ya esta enumerada y lista. Podemos proceder sin problemas - el comentario de la Dra. Soraya sonó tranquilo, pero en su frente empezaban a relucir las primeras gotas de sudor.

Mientras los minutos pasaban. Una compleja máquina empezaba a realizar las tareas para lo que había sido programada. El zumbido que producía era ensordecedor. Acompañado de un parpadeo incesante de luces de colores que provenía de un gran armario metalizado donde se accionaban todos los mecanismos.

Al cabo de 1 hora el proceso de inserción de genes en la molécula de ADN había terminado. Los Doctores se miraron y sonrieron con aire de tranquilidad. Parecía que un gran golpe de suerte había llamado esa mañana a sus puerta y se había colado en sus vidas.

La tormenta seguía incesante en el exterior de los Laboratorios Rupert. El atardecer estaba dejando paso a la noche. La temperatura empezaba a descender varios grados y el fuerte aire parecía que daba un respiro.

- Dra. creo que estoy hay que celebrarlo. ¿qué la parece si después de cambiarnos le invito a tomar una copa? - se veía la alegría y festividad en la cara del Dr. Marcos.
- Bueno Dr.... que ya me conozco sus copas.... pero bueno, creo que si merece la pena que lo celebremos. Quien iba a decirnos que de una manera tan sencilla íbamos a ser capaces de reemplazar al caro TBR - soltó la doctora mientras guiñaba un ojo a su cómplice.

Los doctores se retiraron cada uno a sus pequeños despachos donde contaban con una pequeñita habitación con una cama que prácticamente no entraba ni una persona, y un plato de ducha. Todo esto fue construido después de que se levantara el edificio original. Ya se sabe que los científicos trabajan hasta tarde, o incluso se pasan días sin dormir.

Pasadas unas horas la Dra. fue en busca del Dr. Marcos. Subió alegremente las escaleras de acceso de la 3ª planta que era donde se encontraba ubicado su despacho, hacía la 4ª planta que es donde estaba el despacho del Dr. Marcos C.

Tras atravesar el largo pasillo y dejar atrás las incontables puertas de otros despachos anexos, llegó a la puerta del despacho del Dr. Marcos C. 
Con un rápido giro de muñeca hizo girar el pomo de la puerta, y ésta, tras un leve chirrido se abrió.
La doctora paseó la vista por el ordenado despacho del Dr. sin llegar a verle por ninguna parte.

- Doctor??.... ¿está usted ya listo? - preguntó la Dra. con un tono tranquilo.

El silencio se hizo en la habitación pero no se produjo ningún tipo de respuesta. El único sonido que se podía escuchar era el TIC-TAC del reloj que colgaba de la pared.

- Venga... no me diga que se ha echado un ratito... - la voz de la Dra. Soraya sonaba con tono burlón, esperando que el Dr. la contestara de un momento a otro.

La Doctora dio unos decisivos pasos hacia la puerta que conducía a la pequeña habitación del Doctor. Se paro un momento en seco delante de ella y levanto la mano. Dio unos pequeños golpes al cristal de la puerta  y espero en silencio una respuesta.
En esos precisos momentos se escucho un fuerte ruido dentro de la habitación del Dr. El sonido llego hasta los oidos de la Dra. haciéndola dar un par de pasos hacia atras.

- ¿Dr?.... ¿está bien? - la voz de Soraya salía de su boca entre cortada.

Otro sonido aun mayor que el anterior volvió a surgir del interior de la habitación del Dr. No era un sonido metálico, ni del golpeteo de la ventana cuando queda abierta. Ni siquiera cuando un objeto cae al suelo y se hace mil pedazos produciendo un ruido ensordecedor. No. Era un sonido interior. Como salido del fondo de un animal que esta agonizando. Un sonido mezclado con un gorgoteo, acompañado de una fluidez difícil de describir.

En un acto de valentía la Dra. se volvió a colocar delante de la puerta del Dr. Miró fijamente al pomo de la puerta. Tomo una fuerte bocanada de aire. Y sin pensarlo dos veces en un acto de la más absoluta valentía, llevó su blanca y fina mano hacía el pomo.
Giró la muñeca despacio, como si no quisiera molestar a lo que fuera que estaba en la habitación del Dr. Marcos C. Pero cuando llevaba accionado 1/4 del recorrido del pomo. Este se detuvo en seco.
Alguien desde el interior había bloqueado la puerta con el pestillo de seguridad.

- Doctor estoy empezando a asustarme. Si esto es una broma no tiene ning... - no llego a terminar las palabras cuando la cristalera de la puerta del Dr. se rompió en mil pedazos, siendo atravesada por una vieja máquina de escribir. El pesado artilugio paso a escasos centímetros de la cabeza de la doctora yendo a parar a una de las estanterías que tenia el Dr. en su despacho.

La Doctora Soraya callo al suelo llevándose las manos a la cara. No podía creer lo que estaba pasando. No tenía sentido.
Tras notar como sus manos empezaban a humedecerse y calentarse lentamente. La Dra. las puso en su campo de visión y comprobó que las tenía manchadas de sangre. Al parecer los cristales de la puerta al reventar en mil pedazos habían producido pequeños cortes en la cara de la Dra.

En un acto reflejo, saliendo de su interior el más primitivo instinto animal. La Dra. empezó a alejarse de la puerta mientras hacía un esfuerzo por levantarse del suelo. Tras intentar ponerse de pie pudo comprobar como en sus manos también se habían producido cortes. Pero bueno... nada que no se pudiera curar con algunos puntos.

Volvió a escucharse el sonido de una bestia en el interior de la habitación del Dr. Marcos C. A lo que la Dr. Soraya no dudo un momento y salio corriendo. Abrió agitadamente la puerta del despacho del Dr. y empezó a correr por el pasillo de los laboratorio de la 4ª planta.
En un desesperando intento. Empezó a dar voces por los pasillos, intentando que algún compañero que aun quedara en el edificio pudiera escucharla.... pero nada.... no había la más mínima respuesta.
Soraya corría desesperadamente por el largo pasillo de la 4ª planta que conducía a las escaleras de acceso. En su cabeza no paraban de bullir pensamientos sobre que es lo que había pasado. ¿qué había salido mal?... ¿dónde estaba el Dr.?... ¿por qué había salido volando la máquina de escribir que tenia el Dr. en su habitación?... Todas estas pregunta daban vueltas en la cabeza de Soraya. Pero la respuesta no hacia la más mínima seña por aparecer.

Llegada a las escaleras de acceso se encamino por ellas hasta bajar a la 3ª planta donde estaba su despacho. Antes de disponerse a coger otra vez las escaleras se fijo en que una de las oficinas tenia luz.
No lo dudo un instante y fue corriendo hasta el fondo del pasillo de la 3ª planta, de donde provenía la luz.
Al llegar a la puerta comprobó que era el despacho de Roberto. Un chico peruano que llevaba trabajando en los laboratorios escaso tiempo. Pero que había encajado muy bien con sus compañeros.
Destacaba por la cicatriz que tenía en la cara. Supuestamente de una pelea en un bar de copas allí en su país. Aunque nunca solía hablar de ese tema.

- Roberto .... Roberto.... - empezó a decir Soraya antes de llegar a la puerta del despacho de Roberto.
- Síii?? ... estoy aquí dentro - se escucho una tímida voz en el interior del despacho.

Soraya apareció de repente en la puerta del despacho de Roberto, y buscó con su mirada al joven Doctor.

- Dioss!!!... menos mal que te encuentro. No te vas a creer lo que acaba de suceder en el despacho del Dr. Marcos - la voz de la Dra. Soraya sonaba desesperada.
- Soraya debes tranquilizarte. A ver.... no podés aparecer así tan asustada en mi despacho cuando me dispongo a marcharme a casa. Y menos con la cara llena de sangre - Roberto intentaba que su voz sonara burlona, pero el susto que se había metido en el cuerpo no se lo estaba poniendo nada fácil.
- Son sólo unos rasguños... ya he dejado de sangrar - dijo Soraya mientras se pasaba las manos por la cara.

Soraya dio un salto y se abrazo fuertemente a Roberto. Tras unos instantes de eterna intimidad Roberto agarro por los hombros a Soraya y la separó unos centímetros de su cuerpo.

- Vos estás loca o que pretendés?? - preguntó Roberto sin entender muy bien lo que estaba pasando.
- Roberto ... yo... Joder tío, es que nose ni por donde empezar a contarte lo que acaba de suceder. El Dr. Marcos está... está en peligro - la desesperación se hacía plausible en la voz de Soraya. Las lágrimas brotaban de forma continuada de sus dulces ojos azules.
- Pues no tenes porque preocuparte.... vamos a subir y vemos que es lo que ha pasado - dijo firmemente Roberto mientras miraba fijamente a los ojos de Soraya.
- ¿¿Y si intentas localizarlo por medio del teléfono?? - preguntó Soraya no muy confiada en subir a comprobarlo por ellos mismos.

Roberto se acerco a la gran mesa de su despacho y tras apartar uno papales apareció un teléfono inalámbrico. Lo cogió y se dispuso a marcar el número del despacho del Dr. Marcos....

- No hay señal... - dijo Roberto mientras apartaba de su cara el teléfono.
-¿Cómo que no hay señal?... ¿has marcado bien?... es el 235 - las vibraciones en la voz de Soraya empezaban a ser más que una realidad. Su ritmo cardíaco estaba empezando a alcanzar cotas insospechadas.
- Sisii... se que es el 235. Suelo hablar con el Dr. Marcos con frecuenta.... ¿qué quierés que te diga?... será por la jodida tormenta... yo que se - a la vez que hablaba Roberto soltaba el teléfono sobre los papeles de su mesa.

Tras una cegadora iluminación del despacho le siguió un ensordecedor trueno que los dejo a los dos paralizados. Se miraron fijamente el uno al otro. La cara de Soraya era la viva escena de la desesperación. De cuando el agua te está llegando al cuello y por más que intentas agarrarte a las escaleras de salida, no llegas.

- ¿Vos tenés ganas de subir a comprobar si está bien el Dr.?... ¿por qué no me cuentas que es lo que ha pasado allí arriba? - pregunto Roberto mientras sujetaba firmemente las manos de Soraya.
- Vamos a subir a la 4ª planta, pero antes vamos a pasarnos por suministros que vamos a coger unas cosas que nos van a hacer falta, y mientras te voy a ir contando lo que ha pasado - Soraya retiró las manos del suave y confortable contacto que le preducían las manos de Roberto.
- ¿Qué vamos a coger en suministros? .... vos me estás asustando - ahora era la voz de Roberto la que no sonaba tan confiada como hace unos minutos.
- Tu calla y sígueme - ordeno la Dra. Soraya....