domingo, 6 de mayo de 2012

11ª Capítulo.

La puerta del baño se cerró tras Fran.

- ¿Qué haces tío?.... - fue la pregunta que hizo Tomás mientras se aproximaba a la altura de los baños de caballeros.
- Dioss noo.... ahhh .... ahhhh ..... joder que dolo.... ahhh .... correrrr... .... jod.. ahh.. corr.... - fue la respuesta que dio Fran desde el interior de los baños.

Acompañando a la voz cantante de esta siniestra orquesta, no pueden faltar el dúo de instrumentos de la muerte. La canción acaba de comenzar y ya no hay forma de detenerla. Cuando ésta llegue a su final, el cantante deberá de ser reemplazado por otro. Aunque lo ideal es que está sinfonía diabólica no vuelva a ser tocada, es tarea sumamente difícil. Los músicos son grandes artífices, y encuentran rápido sustitutos. También poseen buenos instrumentos, afilados objetos con los que producir ese sonido tan característico de los dientes sesgando la carne, de los colmillos rompiendo huesos, de las garras rajando la piel...

Soraya acompañada de Javier y Carmen empezó a ponerse nerviosa. Caminaba de un lado para otro con la pistola en la mano. Sólo deseaba una cosa, sacar con vida a aquello pobres chicos, que se habían metido en una película de terror sin saberlo.

- Tomás y Paulaa!!!! - empezó a llamar Soraya desde la otra punta del pasillo. Ahora les separaban unos 15 metros, pero seguían teniendo delante la puerta de los baños de caballeros. Y en cualquier momento podía salir un conejo mutante. - Tenéis que bajar al vestíbulo de la entrada e intentar salir de aquí - dijo Soraya mientras hacia señas con las manos.
- ¿ Y vosotros donde vais? - preguntó Tomás.
- Tenemos que buscar a vuestro profesor y después salir de aquí, es muy posible que esté en peligro -

Soraya se dio la vuelta y miro directamente a Javier y a Carmen. La chica permanecía apoyada en el hombro de su novio. De su pierna había dejado de manar un torrente de sangre, aunque aun seguía manchando el pantalón. 

- Javier.... ..... Carmen tiene que ir con ellos.. -
- No no no... me niego rotundamente - fue la respuesta de Javier mientras abrazaba a su amada.
- Javi... cariño.... déjame ir con ellos.... ..... con vosotros voy a ser un estorbo - dijo Carmen mirando fijamente a los ojos del chico.

Tras intentar convencer a Javier, parecía que el chico empezaba a ceder. En su mente entendía perfectamente que si quería ir con Soraya a buscar a su profesor, iban a necesitar la mayor rapidez posible. Y una chica con un agujero de 4 cm. de diámetro en la pierna, no ponía las cosas muy fáciles.

- Está bien... pero ten mucho cuidado.... ¿vale? - la voz de Javier se rompía en mil pedazos.
- Venga Javier.... que tenemos prisa... - dijo Soraya agarrando por la muñeca a la pareja. - Carmen.... cuando yo te diga pasa al otro lado del pasillo, yo te cubriré desde aquí, por si sale algún bicho de esos - 

Carmen empezó a andar tímidamente por el pasillo, en el centro del trayecto estaba la puerta de los baños de caballeros. Los llantos y gritos de Fran se habían acallado hace unos minutos. Sus corazones ya no eran capaces de hundirse más. No les quedaban lagrimas que derramar.
En la otra parte la esperaban Paula y Tomás. El chico se acerco al punto medio, a la espera de poder ayudarla a caminar. Mientras Soraya no paraba de apuntar a la puerta de los urinarios.

Cuando llegó donde estaba Tomás se abrazaron y fueron al encuentro de Paula, a la que también abrazó. Justo en ese momento empezaron a escucharse arañazos en la puerta de los baños. Todos miraron al mismo punto, con el corazón en la boca.

- Venga joder... vayámonos de aquí - ordenó Tomás.
- Esconderos en el vestíbulo y pedir ayudar.... intentaremos llegar lo más pronto posible - fueron las últimas palabras de Soraya mientras se perdían por el pasillo.

Mientras Tomás, Paula y Carmen se encaminaron hacia el vestíbulo de la entrada, Soraya y Javier fueron hacía la 4ª planta. La doctora tenía una cierta intuición de donde podía estar el profesor Jose María. Quería subir a revisar el despacho del Dr. Marcos, seguramente allí encontraría alguna pista de donde buscar.

Según iban avanzando por los pasillos, hasta llegar a las escaleras de acceso de la parte trasera del edificio, iban hablando de lo que había pasado, de sus pobres compañeros muertos.... eran un montón de preguntas que parecían no tener respuesta.

Llegaron a la puerta del despacho del Dr. Marcos. Soraya le indicó a Javier que permaneciera en uno de los laterales de la puerta. En el interior de ese despacho podía haber cualquier cosa.

- Espera aquí Javier... .... déjame que de un primer vistazo -

La doctora con la pistola bien sujeta entre sus manos, abrió lentamente la puerta del despacho. Ésta produjo un pequeño chirridos al abrirse. En el interior parecía estar todo despejado. El suelo seguía lleno de cristales y la máquina de escribir aun estaba tumbada en el suelo. Soraya la miró y subió por su espalda un escalofrío.

- Chhh.... está todo despejado.... puedes entrar Javier - dijo la Doctora.

Javier entró en el despacho. Dio un rápido vistazo y se quedo mirando a la estantería que estaba desplazada. Soraya apoyó una mano en el mueble y otra en la pared y echo un vistazo al interior de la oscura sala.

- Creo que se donde está el doctor... y Jose María - indicó Soraya mientras miraba cuidadosamente la habitación secreta.

La pareja tras revistar la pequeña sala, se encaminó por las escaleras donde el Dr. Marcos había bajado a punta de pistola al profesor de Javier. 

Por las escaleras subía una brisa fría, procedente de las zonas bajas del laboratorio. El aire tenía un cierto olor a rancio, a sitio cerrado. Se encaminaron por las escaleras que habían dejado de ser de mármol, como las de acceso de los laboratorios, para pasar a ser de piedra. El descenso se hacían en forma de caracol, girando hacia la izquierda. Las paredes también eran de una piedra en forma de rectángulo y de un color oscuro. Aquellas escaleras llevaban construidas bastante tiempo. ¿pero quien las había construido? Era lo que pasaba por la mente de la Doctora Soraya.

El descenso era largo. Javier caminaba detrás de Soraya. La doctora calculaba que deberían de llevar bajado por lo menos 3 ó 4 pisos. ¿Dónde conducían esas escaleras?

- Javier ten mucho cuidado.... ..... una caída en estas escaleras puede ser mortal -
- ¿Es que no tienen fin? .... ¿cuánto llevamos bajado? - 
- Mira.... parece que ya llegamos al final - dijo Soraya pasando por el último escalón y pisando suelo firme.

Ante ellos se abría un pasillo estrecho y oscuro. El ambiente estaba sobrecargado y enranciado. Las paredes seguían siendo de piedra oscura, como la de un viejo castillo. Las telarañas tenían un gran tamaño, se veía que nadie había limpiado aquello en años. Al final del largo y angosto túnel, se apreciaba un atisbe de luz. Parecía el camino hacia el cielo. Aunque quedaría mejor si fuera hacía el infierno.

Se encaminaron lentamente por el pasillo. Javier continuaba detrás de Soraya, la cual llevaba bien cogida la pistola con las dos manos. Estaba lista para tener que disparar a cualquier cosa extraña que se cruzara en su camino. Llegado al final del corredor, giraron a la izquierda y después a la derecha. Parecía un pequeño laberinto de túneles oscuros y fríos. Soraya calculaba que deberían de estar en el sótano o incluyo más abajo.

Pasados unos minutos de andar por esos angostos pasillos, llegaron a una gran sala. Era una especie de habitación con techos altos, todos de la misma piedra oscura. En algunos bordes había figuras talladas de alguna época antigua. La sala estaba llena de máquinas, la mayoría estaban encendidas, sus pilotos parpadeaban intermitentemente y las agujas indicadoras registraban máximos en sus escalas. Los monitores del fondo de la sala estaban encendidos y mostraban información. En la parte izquierda de la gran sala se podía apreciar una zona separada por biombos, era como una zona improvisada y oculta a sus vistas.

- Joder.... ¿qué son todos estos aparatos? - preguntó Javier en un tono que casi ni el mismo podía escuchar.
- Esto tiene toda la pinta de ser un laboratorio clandestino..... ...... creo que es aquí donde el jodido Doctor Marcos ha fabricado esas bestias - 

El sonido zumbante de los generadores y las máquinas llenaba el ambiente. En la zona oculta creada por el biombo se escuchaban voces. Así que Javier y Soraya se aproximaban lentamente hacia allí. Iban caminando muy despacio, con el cuerpo medio encogido para hacer menos ruido. A tras iba quedando cada vez más lejana la puerta de escape por la que habían entrado.
Cuando estaban próximos a los biombos se ocultaron detrás de unas cajas de madera que había apiladas al lado de un generador. Agudizaron el oído para poder escuchar lo que estaba diciendo.

- Bueno bueno mi querido profesor.... así me gusta.... que demuestres lo amante que eres de este mundo, de la ciencia.... ..... ......te dije.... .... no no no ..... estate quietecito querido amigo.... dame dos minutos y habré terminado - las palabras del Dr. Marcos fluían sin parar. No seguían ninguna conversación lógica. Y ni  siquiera obtenían respuesta por parte de Jose María.

Soraya le hizo una seña a Javier para que esperara detrás de la caja. Ella quería sorprender al Dr. Marcos y ver que es lo que estaba pasando detrás de los biombos.
Se encaminó a paso lento pero constante con la pistola bien sujeta. De su frente relucía una capa de sudor que descendía por los laterales de sus ojos azules.
Cuando estaba próxima a los biombos, dio un salto hacía un lateral libre de éstos y encañonó a lo primero que vio.

- Quieto hijo de la gran puta!!!! ..... como se te ocurra mover un solo dedo te mato.... te lo juro - 
- Que alegría mi querida Doctora Soraya.... pues ahora mismo estaba pensado en usted.... .... siempre es un placer compartir los grandes descubrimientos con personas que aprecias - dijo el Dr. Marcos mientras señalaba a Jose María - doctora, aquí le presento mi nuevo experimento - 

Soraya giró la vista hacia donde le señalaba el Dr. Marcos. Su boca se abrió dejando escapar un pequeño susurro. No podía creer lo que sus ojos estaban viendo. En las últimas horas de su vida había visto cosas que nunca creería poder ver: animales mutantes que obedecían ordenes, como cual animal adiestrado.
Ante ella se mostraba una auténtica aberración de la naturaleza. El pobre profesor Jose María estaba sentado en una gran silla de metal. Pero aquello ya no era el simpático y amigable docente de hace unas horas. Ahora sus ropas estaba rotas por sus descomunales músculos. Su pelo había empezado a caerse y ahora mostraba extrañas manchas en la cabeza de un color rojo oscuro. La cara se le había deformado y aumentado de tamaño, uno de los pómulos era bastante más grande que el otro. Dándole un aspecto bastante asqueroso. Aquello no era humano, era una mutación de una persona, producida por los caprichos y la locura de una mente desequilibrada. El complejo sistema de mutaciones con los que trabajaba la Ingeniería Genética en la actualidad, no tenían nada que ver con lo que se estaba viviendo detrás de esos biombos.

- Jose .... Jose Maríaaa!!!! - dijo Soraya mientras daba un paso hacia el profesor.
- Yo le aconsejo que no se acerque mucho a él. Puede resultar bastante agresivo.... .....aunque como todas mis creaciones.... me obedecen fielmente - 
- Hijo de puta... voy a meterte una bala entre ceja y ceja - 

En ese preciso momento el Dr. Marcos lanzó hacia Soraya un carrito que tenía algunos aparatos electrónicos. El movimiento del doctor distrajo la atención de la doctora que instintivamente bajo las manos para detener el carro.

- Jose María mata a la Doctora Soraya - fue la orden que dio el Dr. Marcos mientras señalaba a la chica.

La bestia no se hizo esperar. Se levantó de un gran salgo de la silla metálica, donde permanecía sentado. Cuando piso el suelo se pudo sentir retumbar las paredes de la gran sala. 
Soraya levantó rápidamente su pistola y disparó a Jose María, o lo que antes había sido el profesor. La bala fue a parar a uno de los hombros de la bestia, lanzando por los aires pequeños fragmentos de carne y sangre. El monstruo dio un gran rugido y atrapo a Soraya por el cuello tumbándola contra el suelo.
El oxígeno empezaba a escasear en los pulmones de la doctora. La presión que ejercían las potentes manos de Jose María empezaban a asfixiarla.
El profesor levantó la mano que tenía libre y cerro el puño. Se estaba preparando para aplastar la cabeza de la Doctora Soraya. La pobre chica miraba fijamente a los ojos de su atacante. La baba que expulsaba por la boca Jose María empezaba a crear un buen charco en su camiseta.

- Acaba con ella - ordenó el Dr. Marcos mientras levantaba la vista para ver a Colombus, que acababa de entrar en la gran sala.

Justo en el momento en que el puño de Jose María descendía a una velocidad vertiginosa, se paró. Se detuvo a escasos 4 centímetros de la cara de la Doctora. Por la mente de la bestia pasaban imágenes y recuerdos de su infancia, de su adolescencia, de cuando conoció a su actual mujer, de su boda.... todos eran momentos felices. Parecía ser que las mutaciones sólo habían afectado a unas partes del cuerpo, pero no al cerebro. Que aun tenía unos resquicios de lucidez. No se sabe por cuanto tiempo, pues la cascada cuántica y productora de mutaciones había empezado y avanzaba sin control. 
Jose María sabía que le quedaba poco tiempo de cordura. Poco a poco se estaba convirtiendo en una bestia asesina. Era ahora o nunca.

En un momento aflojó el cuello de la doctora y se giró para encarar al Doctor Marcos. Éste se llevó una sorpresa al ver como su invención dejaba de obedecerlo. Ya se sabe que en el campo de la ciencia, dos más dos nunca son cuatro. La bestia se lanzó impulsivamente  hacia su creador.

- ¿Qué cojones haces bestia inmunda?.... yo te he creadoo!!!!.... yo te he creadoo!!!! - las voces del Doctor retumbaban por toda la sala.

Jose María agarro de la bata blanca e inmaculada del Doctor Marcos, preparándose para aplastarlo contra el suelo. Así que en se momento que le quedaba al Doctor, aprovechó para decir unas últimas palabras.

- Colombus mata a la Doctora Soraya y mata a este traidor!!!!!..... ..... acaba con todos!!!! - 

La voz del Doctor fue ahogada con el impacto de su cabeza contra el frío suelo. Tras el crujido de su cráneo todo quedó paralizado por un segundo. Momento en el que Colombus aprovechó para ir directo a por la Doctora. 
Jose María dejó en el suelo al Dr. Marcos y se interpuso entre Soraya y Colombus. Ella empezó a gatear para ocultarse detrás de las cajas donde estaba Javier.
Las dos bestias empezaron una encarnizada pelea. Era una colosal muestra de fuerza. Los dos se agarraron del cuello. Colombus intentaba morder el cuello de Jose María. En su baile por la supremacía de uno de los dos, iban tirando todo a su paso. Los grandes monitores caían al suelo, rompiéndose en mil pedazos. Los generadores volaban por los aires. 

- Javier tenemos que salir de aquí!!!!! - dijo Soraya con una voz de desesperación, aun recuperando el aliento perdido.

El profesor tumbó a Colombus contra el suelo y empezó a golpearlo con su puño. Los impactos en la cara de la bestia eran descomunales. La sangre saltaba por los aires impregnándolo todo. Colombus rugía desde el suelo e intentaba morder los brazos de Jose María. 
En un momento lanzó una de sus potentes garras que fue a clavarse en el estómago del profesor. Un grito ensordecedor salió de su boca, seguida de un hilo de sangre, que a los pocos segundo se convirtió en un reguero.

Soraya y Javier se encaminaban hacía la salida. Sentían que sus vidas eran tan frágiles como un fragmento de hielo en mitad del desierto. La Doctora echo un último vistazo antes de abandonar la sala. Pero lo que vio la heló el  corazón. Colombus estaba golpeando brutalmente la cabeza de Jose María contra el suelo. El pobre hombre-mutante no había podido ganar esa pelea.
Por lo menos había salvado la vida de la Doctora y de Javier, aunque no se sabe por cuanto tiempo...

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