viernes, 4 de mayo de 2012

10ª Capítulo.

La mancha roja de la vida se filtraba por debajo de la puerta. En una parte quedaba la esperanza de ser libres, de volver a ver salir el sol, de una nueva sonrisa con amigos y familiares, de quizás un beso de enamorados. Pero en su parte contraria estaba la muerte. Dejando su marca en la puerta. Restregando su huella por el suelo. Y esparciendo su miedo por las paredes. Los restos de Santi dejaban constancia de la brutalidad que se esta viviendo en ese cubículo gigante de cristales y hormigón.

Tomás, Fran y Paula permanecía en el interior de la sala de reuniones. Fran aun tenía apoyada su espalda contra la puerta en un intento de evitar que pudiera entrar algún salvaje carnicero. Sus pantalones estaban manchados con la sangre de Santi, que ya estaba empezando a secarse. De sus ojos aun continuaban asomando tristes lágrimas.

Tomás se aproximó hacía la mesa de reuniones que estaba situada en el centro de la sala. Debajo de ésta, estaba Paula con la cabeza entre las piernas. Su llanto era bajo pero constante, como un riachuelo que desciende de la montaña. El joven se colocó a su lado y la apretó entre sus brazos. Pudo sentir el calor que desprendía su cuerpo. Para él, era una sensación nueva y agradable. Era la primera vez que está tan próximo a una chica. Había tenido algún contacto anterior con el sexo femenino, pero siempre en discotecas. Lugares donde el cariño y la ternura se ocultan tras una máscara de falsas apariencias.

- Paula... ¿estás bien? - 

La joven sacó la cabeza de entre sus piernas y dedicó una cálida mirada a los ojos marrones de Tomás. En ese momento puedo sentir como se helaba su corazón. Un torrente de sensaciones empezó a correr por sus venas.

- Sííí.... eso creo - 
- No te preocupes que todo va a salir bien... ahora tenemos que ser fuertes e intentar salir de aqui - dijo Tomás con una seguridad que ni el mismo se creía. Pero parecía que sus palabras tranquilizaban a Paula.

En el momento en que estaban viviendo un paréntesis a tanta barbarie. Fran les hizo señas para que le miraran. Chasqueó los dedos y cuando Tomás miró, le señaló la ventana que había próxima a la puerta que también daba al pasillo.

- Tomáss.... me ha parecido escuchar un ruido en el pasillo.... creo que viene de aquella zona -
- Joder.... pueden ser esos bichos.... ..... estoy acojonado..... mira lo que le han hecho a Santi - dijo Tomás llevándose las manos a la cara.
- No me lo recuerdes... .... esto no puede estar pasando. Seguramente esa sangre no sea suya.... seguro que ha conseguido escapar ¿no crees? - preguntó Fran con cara de cordero y temblándole la voz.

Tomás agachó la cabeza en señal de respuesta. Él también quería creer lo que acaba de decir su amigo, pero en el fondo sabía que lo más probable era que Santi les hubiera abandonado para siempre.

Bumm Bumm....

Se escucharon dos disparos procedentes de la parte izquierda del pasillo, por donde vinieron corriendo antes de meterse en la Sala de Reuniones.

- Ostiasss....  ¿son disparos, no? - Preguntó Tomás mientras agacha instintivamente la cabeza.
- Agáchate capullooo!!!! - 

Tras escuchar los disparos se oyó como un grupo de personas corría por el pasillo, hacia donde estaban ellos. En su carrera se apreciaron voces, gritos y unos potentes rugidos.

- Esos... esos.... ¿esos no son Carmen y Javier?.... ¿pero vienen hacia aquí? - dijo Fran mientras se aproxima a la puerta para poder escuchar mejor.
- Si tío.... creo que son ellos.... tenemos que avisarles que estamos aquí... - 
- Ni se te ocurra hacer un puto ruido!!! -

Por el pasillo se aproximaron corriendo Soraya, que había podido agacharse en un momento y coger el arma que llevaba Roberto en su mano, antes de ser atacado por Colombus, Javier y Carmen, que cojeaba mientras se agarraba a duras penas al hombro de su novio.
Detrás de ellos avanzaba de manera implacable una auténtica bestia anaranjada. Colombus iba ganando terreno, a la vez que destrozaba todo lo que se encontraba a su paso. No había objeto que aguantara el embiste de sus potentes garras. Eran ya varios los maceteros, papeleras, sillas, e incluso una máquina de bebidas, que habían salido volando de sus lugares de origen para terminar esparcidos por el suelo.

Continuaron a marchas forzadas por el pasillo hasta que empezaron a ver sangre por el suelo. Entre el fluido rojo de la vida aparecieron también partes de un cuerpo. Un brazo tirado en mitad del pasillo les señalaba con un dedo acusador, como si ellos fueran a ser los siguientes.
Al aproximarse más a la altura de la Sala de Reuniones pudieron ver a quien pertenecía.

- Dioss Javierrr!!!!.... es Santiii!!!!! - dijo Carmen pegando un tremendo grito que retumbó por todo el pasillo.
- Joder... joder.... corree cariñooo.... no paress!!!!! - 

Detrás de ellos pudieron escuchar como se aproximaba la muerte. Colombus iba ganando terreno y ya empezaba a agitar sus temibles garras en la dirección de Javier.

Mientras, en el interior de la Sala de Reuniones Fran, Tomás y Paula escuchaban las voces de sus amigos corriendo por el pasillo. Detrás de las gritos de sus compañeros se oían unas grandes pisadas y unos feroces rugidos. Tomás y Paula aun permanecían debajo de la mesa de reuniones, agazapados y cogidos de la mano. Fran en cambio estaba próximo a la puerta, con el oído pegado a ésta para poder escuchar mejor.

En un momento dado, cuando se suponía que acababan de pasar sus amigos corriendo por el pasillo, y después de éstos, debía de pasar esa bestia que ellos aun nunca habían visto. De repente, explotaron en cientos de pedazos la cristalera de la ventana, expulsando todos los cristales hacia el interior de la sala. Y detrás de los cristales apareció Colombus lanzado por los aires. 
La bestia en su frenética carrera, había pisado uno de los brazos de Santi y se había deslizado por el suelo cubierto de sangre, hasta impactar con la cristalera de la Sala de Reuniones precipitándose en su interior.

En su vuelo por la Sala de Reuniones, Colombus había ido a parar encima de la mesa donde se ocultaban Tomás y Paula. Tras un duro golpe del temible animal, la mesa se había partido por la mitad, dejando una parte totalmente paralela al suelo, que es donde estaba Colombus. Y la otra parte había quedado inclinada 45º grados, como una rampa de salto. Paula y Tomás habían tenido suerte de estar debajo de la parte que no había aplastado Colombus con su peso.

- Diosss..... vamonos de aqui!!!!! - gritó Tomás mientras agarra de la mano de Paula.
- Socorroooo!!!! - fue la respuesta de la chica.

Tomás empezó a tirar de Paula pero veía que la chica no seguía la dirección de sus tirones. La pobre joven se había quedado atrapada debajo de la mesa. Al hundirse ésta, la había quedado pillada parte de su pantalón, y ahora estaba prisionera.
Colombus que estaba en la otra parte de la mesa, empezó a mover sus garras en un intento de coger a Paula, que permanecía en la otra parte. Los gritos de la bestia eran ensordecedores. Tomás empezaba a tirar más fuerte de la chica, no se podía creer lo que está pasando.

- Vámonos Tomásss!!!!..... suéltala  y vayámonoss!!!!!! - gritó su amigo Fran con la puerta ya abierta, preparado para salir corriendo.
- ¿Qué haces joder?.... ayúdame a sacarla de aquíiiii - 

Colombus seguía agitando violentamente sus garras. Sus patas estaban atrapadas en una estantería de madera, lo cual no le permitía moverse del sitio donde estaba, sólo podía agitar las garras.
Tomás se retiró un poco para atrás por que las zarpas del enfurecido animal pasan muy cerca de su cara.
La mesa empezaba a ceder. Se escucha el crujir de la madera al romperse por el peso y la violencia que ejercía Colombus. Si la mesa se rompía, está aplastaría por completo a Paula. 

Tomás intentó acercarse a la chica, pero le fue inútil. El movimiento de las garras de Colombus hacían la tarea imposible.

- Fran tienes que ayudarmeee!!!! - 
- No me jodass!!!.... ¿tú estás loco?... - fue la respuesta de Fran.
- ¿Te vienes o no?..... yo me piroo!!!! - dijo Fran mientras asoma la cabeza al pasillo para ver que tenía vía libre.

Dirigió una última mirada a su amigo y le hizo una seña con la cabeza para que le respondiera.

- Yo me quedo.... tengo que ayudar a Paula.... ..... ERES UN HIJO DE PUTAA!!!! - los gritos de Tomás se mezclaban con las lagrimas de la impotencia que estaba viviendo.

Su amigo no se hizo esperar más y se perdió por la puerta. El sonido de su huida fue rápidamente amortiguado por la escandalera que estaba produciendo Colombus, en su alocado intento de atrapar a Paula.
Tomás sabía que era muy arriesgado intentar coger a la joven. Las garras de la bestia pasaban todo el rato por encima y por los laterales de la mesa. Pero ésta, estaba empezando a ceder por el peso del animal. Así que debía de actuar con rapidez.

- Tengo una idea Paula..... cierra los ojoss - dijo Tomás mientras la chica no para de gritar y de tironear de su pantalón para intentar soltarse.

En un momento, en la que ella ya se empezaba a dar por muerta. Tras creer que sus dos amigos acababan de abandonarla. Notó como un humo denso y de color blanco inundaba toda su cara y su pequeña cueva, que se había formado con la mesa puesta en ángulo de 45º. El ambiente rápido se llenó del blanco. Ella pensó que estaba en el cielo, y las nubes blancas estaban cubriendo su cuerpo para proceder a su ascensión. 
Pero no. Tomás había cogido uno de los extintores que estaba en las paredes,y lo había vaciado justo donde estaban Paula y Colombus. Ahora no se podía ver nada y tras producirse un momento de confusión. Éste, se acercó donde estaba la chica y empezó a tirar con todas sus fuerzas de los pantalones de ella. Al otro lado de la mesa,se podía escuchar como Colombus no para de gritar. Estaba desorientado y no sabía donde estaban sus presas, así que batía sus garras en la dirección equivocada.

Justo en el último momento, cuando consiguió liberar a Paula. La mesa cedió con un sonido estruendoroso y golpeó brutalmente en el suelo.
Tomás cogió de la mano a Paula y salieron corriendo de la Sala de Reuniones. Al salir fuera pudieron ver los restos de Santi esparcidos por todo el pasillo. Las marcas de pisadas en la sangre del pobre chico. Estaba todo destrozado. Parecía como si por allí hubiera pasado un huracán sin piedad alguna.

Los dos jóvenes se cogieron de la mano y salieron corriendo por el pasillo, siguiendo las huellas que había en la sangre del suelo. Paula intentaba no mirar. Toda aquella carnicería y aquella locura la estaban produciendo una presión en el pecho, que sentía como si fuera a explotarle.

- Esto es demasiado.... .... creo que me va a dar un ataque .... -
- Paula!!!.. ....mirame!!.... yo voy a sacarte de aquí con vida ¿vale?.... tú sólo confía en mi - dijo Tomás mientras apretaba fuertemente su mano.

Al girar el pasillo a la derecha, se encontraron con un largo corredor en el que parecía estar todo bien colocado. En el fondo del mismo escucharon unas voces que les resultaron familiares.
Por sus estómagos afloró una sensación de felicidad y alegría. Era como un volcán que está a punto de entrar en erupción. La voces eran de sus otros compañeros: Soraya, Javier, Carmen y Fran. Éstos, se habían encontrado en ese mismo pasillo. Fran cuando salió corriendo a toda mecha les había alcanzado. Y ahora charlaban y se abrazaban amistosamente.

- Aquíii... aquíiii...- gritó Tomás a la vez que alzaba sus manos.
- Joder!!! sin son Tomás y Paulaa!!!... están vivosss!!!! - gritaron Javier y Carmen luciendo una de sus mejores sonrisas.

La pareja de jóvenes andaba a paso ligero por el largo corredor. Donde sus amigos les esperaban en la otra parte.

- Tomasitoo!!!! sabía que lo lograríass!!!!..... eres un crack -
- Cállate hijo de putaaa!!!... ¿cómo nos has podido dejar tirados? ... ¿cómo? - la voz de rabia de Tomás enturbiaba por momentos el agradable reencuentro.
- Joder tío.... compréndeme.... tenía miedo... -
- Eres un auténtico cerdo... no quiero que te vuelvas a acercar a mi, ni a Paula, ¿me oyes? -

Fran se separó un poco de Soraya, Javier y Carmen y fue al encuentro de Tomás y Paula. Los dos grupos de personas estaban separados unos 30 metros de amplio y colocado corredor.
Cuando iba a mitad de camino se quedó parado como una estatua. Justo de uno de los baños de caballeros de la parte derecha aparecía atraído por las voces, dos conejos mutantes.
Un sudor frío empezó a caer por la frente de Fran. Tragó saliva e hizo una señal a Tomás para que no siguiera avanzando hacia él.

- ¿Qué cojones haces Fran?... ahora encima con tonterías!!!! - dijó Tomás mientras no hacía caso de las señas de su amigo.

El pobre chico miraba a los dos conejos mutantes que estaban asomados en la puerta del baño. Los cuales no eran visibles aun por los dos grupos de personas. Volvía la cabeza y veía como su amigo Tomás, agarrado de la mano de Paula, se acercaban poco a poco hacía donde estaba él.

Fran se daba cuenta que cuanto más avanzaran sus amigos hacia él, más fácil iba a ser para los conejos mutantes atraparles. Pero en su estado, que tenía un tobillo lesionado, tampoco podría huir de ellos sin ser capturado. Así que lanzo una última mirada a su amigo Tomás.

- Tomás!!!... te quiero mucho tío.... espero que puedas perdonarme por lo de antes - según terminó de decir estas palabras, echo a correr hacía el interior de los baños, donde estaba la muerte esperándole. - CORRERRR!!!!! -


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